Vivimos habitualmente una vida tediosa, rutinaria, en la que unos días son muy parecidos a los otros, pero el arte siempre está ahí. El arte es creación, es la aparición de lo bello, de lo diferente, de lo que te transporta a otro mundo, que está en este mundo, pero que es distinto a este mundo. Gracias a mi amiga Maricira he conocido a su hija, Ana Valderrama, una de las mejores violinistas de nuestro país, y a Luis del Valle, un pianista con una sensibilidad que le sobrepasa. Hoy les he escuchado a ambos en una pieza breve, pero han sido capaces de hacerme olvidar que vivía en el mundo en el que estaba y me han llevado al mundo de la belleza, del gozo, de la emoción. Me han llevado a donde han querido. Siempre le estaré agradecido a los artistas, a los músicos, a todos los que son capaces de crear y de llevarnos suavemente, gozosamente, al mundo de la cultura.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
viernes, 5 de febrero de 2016
Ana María Valderrama y Luis del Valle
Vivimos habitualmente una vida tediosa, rutinaria, en la que unos días son muy parecidos a los otros, pero el arte siempre está ahí. El arte es creación, es la aparición de lo bello, de lo diferente, de lo que te transporta a otro mundo, que está en este mundo, pero que es distinto a este mundo. Gracias a mi amiga Maricira he conocido a su hija, Ana Valderrama, una de las mejores violinistas de nuestro país, y a Luis del Valle, un pianista con una sensibilidad que le sobrepasa. Hoy les he escuchado a ambos en una pieza breve, pero han sido capaces de hacerme olvidar que vivía en el mundo en el que estaba y me han llevado al mundo de la belleza, del gozo, de la emoción. Me han llevado a donde han querido. Siempre le estaré agradecido a los artistas, a los músicos, a todos los que son capaces de crear y de llevarnos suavemente, gozosamente, al mundo de la cultura.
Los viernes, etimologías. Pronombres personales II
La
curiosidad que tenemos en los pronombres es el resto de DECLINACIÓN
que ha quedado de un sistema que se extendía a todos los nombres,
adjetivos, pronombres de todo tipo y hasta algunas formas verbales,
eso que llamamos DECLINACIÓN,
que la palabra cambie según la función que realice, eso que
conservan el ruso o el alemán, y que también tiene el euskera.
Español o inglés han conservado ese resto en los pronombres: yo
- me,
tú
- te,
como he
- him,
she
- her.
Es un resto curioso. Es como si hubiéramos tenido una fiesta,
después limpiáramos la casa, y en un rincón hubiera quedado algún
confetti perdido. Las lenguas que tienen declinación y sus hablantes
nos parecen bichos raros, y nosotros lo hacemos en los pronombres y
no nos damos ni cuenta.
TÚ,
TE, TI, CONTIGO. En
latín era tu,
te,
tibi,
tecum.
La evolución al español es muy normal, aparte de la
recaracterización de tecum
- contigo,
análoga a la de mecum
- conmigo
que vimos en la pasada entrega.
A
propósito del ti
(no sé si es el sitio de recordarlo), ¡que no se acentúa! Uf,
maldita analogía con mí...
Hasta hubo un bochornoso programa en la tele con la cabecera a toda
pantalla HAY UNA CARTA PARA...¡Noooo! Inventemos una adivinanza, a
ver si... Que nunca ha
estado en Madrid, porque siempre está en París, y que nunca es para
ti, pero siempre es para mí.
(¿Solución? ¡Hombre, la tilde!)
ÉL,
ELLA,
ELLO,
LO,
LA,
LE (y sus plurales).
Nuestra tercera persona proviene del demostrativo latino ille
- illa - illud
y todas sus formas, que significaba "aquél, aquella". El
latín, por extraño que parezca, carecía de pronombre personal de
tercera persona (ya hablaremos de se).
Con el tú
y el yo
ya funciona una conversación, no hacen falta más personas, el
emisor y el receptor. ¿Que se querían referir a alguien que no era
ni el emisor ni el receptor? Pues usaban is-ea-id,
que significa "el citado antes", o usaban ille-illa-illud,
que significa "aquel". Cuando ille,
de tanto usarlo empezó a significar simplemente "él", se
recaracterizó para el significado originario "aquel", con
ecce,
he aquí; ecce+ille,
de donde viene nuestra palabra aquel.
Cuando ille
funcionaba solo ha acabado siendo el pronombre personal, pero cuando
acompañaba al nombre, ille
homo,
illa
mulier,
ha acabado siendo el artículo, el
- la.
El latín también carecía de artículo, y el castellano con ille
- illa
ha creado dos formas nuevas que el latín no tenía: el pronombre
personal él
- ella
y el artículo el
- la.
Eso es saber aprovechar el material.
Y
luego está el lío que tenemos en nuestra lengua con las formas de
complemento directo e indirecto. Del acusativo latino illum,
illam
vienen lo,
la,
y del dativo illi,
masculino y femenino, viene le.
Ese sistema es etimologista. Pero en Castilla, cuando la lengua ya se
había extendido incluso al otro lado del Atlántico triunfaba un
sistema innovador, análogo a la igualación de me
y te
para todo complemento: "Me vio, me regaló flores", "te
vio, te regaló flores". Esa igualación simplificaría también
la tercera persona: "le vio, le regaló flores", "la
vio, la regaló flores". Este sistema innovador es el de los
hablantes de la Meseta y de los grandes genios del Siglo de Oro,
también el del Quijote. Pero como son mayoría los usuarios del
primer sistema, el etimológico, este es hoy día el considerado
correcto y culto.
jueves, 4 de febrero de 2016
Buenas noches. Amor 36
Quizá no se trate tanto de intentar
ser feliz, sino de encontrarle sentido a la vida.
Buenas noches.
Los jueves, músicas nuevas. Amaral
Amaral,
el dúo zaragozano, gusta a todos. Esto es lo nuevo de Eva y Juan,
con su acostumbrado lenguaje poético. Sorprende el verso en que
alude a "este país sin corazón". ¿Ah, que país es
metáfora de realidad? Pues eso, este país sin corazón.
Hay que crear el amor cada día
El amor es el lugar en el que se encuentran la soledad y la compañía.
Es la soledad sin remedio que habita en lo más profundo de nosotros mismos.
Es la compañía de quien no puede vivir por ti,
pero es capaz de ayudarte a vivir,
y de quien, sin que puedas vivir su vida,
permite y quiere, sin embargo, que tú le ayudes.
El amor es la actitud, posiblemente imposible,
en donde tu vacío, siempre por llenar,
se nutre con mi alimento, siempre insuficiente.
El amor es la utopía de quien quiere querer,
pero no sabe querer del todo,
porque no se puede querer del todo lo que se quiere.
El amor es la irrealizable conversión de lo infinito en medidas humanas,
nunca conforme con ellas,
pero siempre contenta por haber logrado esculpir una sonrisa en los labios amados.
No existe el amor.
Por eso hay que crearlo cada día
como quien recorre un camino interminable y distinto del de ayer. Unos pasos andados en la senda del amor son ya amor,
pero no es el amor.
Buenas noches.
Besos y abrazos.
miércoles, 3 de febrero de 2016
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