sábado, 20 de agosto de 2011

Los curas de pueblo




Letras que hago mías: Enfermos mentales y cuidados paliativos.





El 9 de agosto de 2011 se publicó en El País la siguiente Carta al Director. Me parece buena para reflexionar sobre el tema.



Enfermos terminales y cuidados paliativos 


AMPARO GISBERT AGUILAR (Médica de Cuidados Paliativos)  -  Valencia 

EL PAÍS  -  Opinión - 09-08-2011


En relación a la noticia aparecida el día 2 de agosto en la sección de Sociedad sobre la paciente diagnosticada de demencia avanzada y portadora de sonda nasogástrica para su alimentación, me gustaría aportar, desde mi experiencia, unas reflexiones.


Cuando el paciente diagnosticado de demencia presenta una progresión de su enfermedad y es incapaz de alimentarse por sí mismo, la evidencia científica actual nos dice que nos encontramos en la fase final de la enfermedad y que alimentar al paciente de manera artificial no mejora su calidad de vida.


Tomar decisiones en estas condiciones es una tarea difícil con la que frecuentemente nos encontramos los profesionales sanitarios y para la que se precisa formación en bioética.


La alimentación e hidratación de los pacientes tiene unas connotaciones simbólicas muy importantes y unos valores cargados de sentido ideológico. Es decir, si consideramos la vida humana como algo sagrado que hemos de mantener por encima de cualquier otro valor o si consideramos que la vida humana no tiene sentido si está llena de sufrimiento.


Esta es la cuestión fundamental y a los profesionales sanitarios nos corresponde investigar y promover que los pacientes realicen voluntades anticipadas para tener una garantía ética de que la toma de decisiones tiene en cuenta sus deseos y valores.


Si, desafortunadamente, el paciente no ha hecho declaración de voluntades anticipadamente y no es capaz de decidir, queda la opción de explorar junto con su familia cuáles son sus valores y qué hubiera decidido el enfermo para ayudar a acercarnos a la que hubiera sido su voluntad.


Es importante no olvidar nunca que vivimos en una sociedad plural y que los médicos tenemos la obligación ética de atender a todos los pacientes respetando al máximo su historia de valores.






viernes, 19 de agosto de 2011

Lo personal y lo público





Si los católicos plantearan su religión como una relación personal con un dios y, como consecuencia de ella, hicieran en sus vidas lo que consideraran oportuno, yo, respetuosamente, no les diría nada. Pero como se empeñan en expresarse en la calle, en defender que la religión debe ser algo público, colectivo y que afecte a los demás y como, además, se toman la libertad de atacar a quienes no piensan ni viven como ellos, pues entonces no me callo, me defiendo y digo sobre ellos lo que me parece que debo decir.

Llamada al PSOE y a los ciudadanos


Conozco a policías que se comportan, cuando están de servicio y cuando no lo están, como seres humanos educados, corteses y eficaces, aunque también había detectado hacía tiempo algunos bastante ordinarios y groseros en sus modales. Siempre pensé que estos serían casos aislados, ovejas negras que enturbiaban lo que en líneas generales era de una tranquilizante normalidad democrática y humana.

Últimamente mis dudas están llegando a extremos bastante alarmantes, sobre todo cuando observo comportamientos cuyos detalles desconozco, pero que como ciudadano me preocupan mucho. Este vídeo que acabo de ver no parece propio de una sociedad democrática y avanzada, sino más bien de un pueblo brutal y atrasado del oeste americano. Tengo la impresión de que un virus ha entrado en la policía y que está haciendo estragos entre sus miembros. Después de una época en la que parecía que la transición había pasado por las comisarías y los cuarteles, ahora cada vez más me viene a la mente el color gris cuando veo a un policía. Es como si la imagen de la policía hubiera caído en picado en estos últimos días y que su restauración se vislumbrara muy difícil, como no cambien pronto y mucho las cosas.

Me gustaría equivocarme, pero me parece que esto que está sucediendo con la policía no es sino una muestra más del peligrosísimo viaje hacia atrás que está experimentando la sociedad española. Lo voy a decir con toda claridad. Los comportamientos antidemocráticos, partidistas, cínicos, ordinarios y defensores del “todo vale” del Partido Popular, junto con la desidia, la incapacidad para crear conciencia social, la escasa creatividad y la pasividad con las fuerzas reaccionarias mostradas por el PSOE han dado lugar a una sociedad en la que empieza a ser preocupante la pérdida y la degradación de los valores democráticos. El animalizante “todo vale” ha desbancado hace tiempo a la idea de igualdad, en la que todos y todas deberíamos tener los mismos derechos. La zafiedad ha sustituido al respeto. El egoísmo basto ha mandado a tomar vientos a la cortesía. El dinero fácil ha empequeñecido el trabajo bien hecho. La violencia se ha hecho más normal que las actitudes racionales. Los privilegios han oscurecido los derechos. La mentira interesada ha vencido a la honradez. El siglo XIII es más actual que el XXI. La mala educación ha triunfado sobre la ciudadanía.

Creo que empieza a ser peligroso intentar vivir democráticamente en la sociedad española. Esto es una humilde llamada de atención al PSOE y a los ciudadanos. Si el PP toma más poder en nuestra sociedad, las cosas irán aún a peor democrática, económica, política ética y socialmente. En manos del PSOE está dejarse de candideces y de contemporizaciones y empezar a organizar valientemente el país de forma que los ciudadanos empiecen a despertar y a cobrar ilusión por crear una sociedad racional, respetuosa, vivible y más humana. Esto que vemos con tanta frecuencia últimamente no merece la pena.