En el amor no importa el sacrificio, lo que importa es el otro. En el Negocio lo que importa es mi beneficio, no el del otro. Por eso amor y Negocio son conceptos tan contrarios y con tan poca posibilidad de coexistir.
Un ejemplo. Los dos que se quieren tienen hambre y en el plato hay dos tajadas, una grande y otra pequeña. ¿Cuál sería la actitud propia del que ama, quedarse con la tajada grande u ofrecérsela a la otra persona? ¿Y cuál sería la del negociante egoísta, tan frecuente? Ya sé que hay posturas intermedias más realistas, como hacer dos partes iguales, pero no estoy hablando aquí de actos, sino de actitudes, y espero que lo entiendas.
Y una última cosa. El amor, como todo, es muy complejo y abarca muchísimas dimensiones, por no decir todas. Tiene sexo, discusiones, economía, familia, contratiempos, etc. Pero yo creo que debe tener inexcusablemente ternura. Me refiero al goce profundo que debe representar acariciar la mejilla de la persona amada, o sentir que tu mano queda entrelazada por otra mano que te transmite cariño, o entender el cariño que se encuentra en una mirada.
¿Qué quiero decir cuando te digo que te quiero? Pues que el centro del mundo no soy yo, sino tú, que el sentido de la vida eres tú y no yo, que si algo merece la pena eres tú y que si la felicidad es una meta en la vida, está primero tu felicidad y luego la mía.
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