sábado, 2 de enero de 2016

Jorge Wagensberg. La libertad en aforismos



La libertad en aforismos

El insulto busca la ofensa y apunta a las personas; la libertad de expresión apunta a las ideas y busca la crítica


De momento no es posible pinchar un cerebro para controlar el pensamiento ajeno. Técnicas como la resonancia magnética funcional o el polígrafo aún quedan muy lejos. Pero la privacidad de pensamiento, aunque ayuda, no garantiza la libertad de pensamiento, ni la libertad de pensamiento implica la libertad de expresión. Por eso Sócrates insiste en reclamar ambas libertades explícitamente, para vivir como un ser humano, no como un esclavo, para vivir con la razón y no a la deriva o a merced del capricho de los dioses. No se puede limitar la libertad robando clandestinamente pensamiento del interior de una mente, pero sí embutiendo pensamiento preparado y empaquetado desde el exterior. Si además el cerebro está tierno y en fase de maduración, entonces la operación es particularmente eficaz y perversa. Sin crítica se atrofia el uso de la razón y sin humor se pierde el hábito de la crítica. Es cuando lo cultural se confunde con lo natural y se fragua ese conglomerado que llamamos una convicción sólida. Así es como una idea se gana el prestigio de creencia irrenunciable, como si estuviera impresa en la mente, como si fuera una marca de fábrica. Así es como nace y se hace un fanático.
1. Solo se puede ser fanático de una idea que la realidad no pueda desmentir.
2. El conocimiento ha de ser falsable para que no se integre en un dogma, y el dogma ha de ser burlable para que se desintegre en conocimiento.
3. La ilusión de todo fanático es seguir siéndolo.
4. Frente a una sólida convicción siempre nos quedará la sátira, y quizá solo nos quede eso.
5. ¿Convicciones sólidas? Mejor si son líquidas o gaseosas…
6. Si comprender es dar con la mínima expresión de lo máximo compartido, entonces la Declaración Universal de los Derechos Humanos es una buena pista para la comprensión de todo lo humano.
7. El fanatismo y el humor se llevan muy mal porque el primero esconde las contradicciones mientras el segundo las busca.
8. El insulto busca la ofensa y apunta a las personas; la libertad de expresión apunta a las ideas y busca la crítica.
9. Si sentimos que se nos acaba el humor o la razón, siempre nos quedará el recurso de sentirnos ofendidos.
10. La ofensa la inventó un fanático acorralado por una sonrisa.
11. Libertad de pensamiento sin libertad de expresión es para la oclusión intelectual.
12. Libertad de expresión sin libertad de pensamiento es para la democracia de los que ya piensan lo mismo.
13. Si en una reunión de más de cien personas resulta que nadie sonríe durante más de diez minutos, entonces es bien posible que nos hayamos colado en un congreso de fanáticos…
14. Si en una fotografía aparecen más de cien personas mirando a cámara y nadie sonríe, entonces o es una imagen muy antigua o es la foto de familia de una reunión de fanáticos.
15. Una contradicción no deja de serlo por el mero hecho de llamarla misterio.
16. Solo se puede tener fe en la duda.
17. Lo más cierto de este mundo es que el mundo es incierto, por lo que toda buena idea está condenada a dejar de serlo.
18. La escritura supuso un gran instrumento para la razón, pero también para la sinrazón, porque con un texto se puede medir la distancia a la literalidad.
19. La estructura lingüística A pero B, donde B es la negación de A, es un viejo truco de la oratoria para construir sentencias blindadas a la crítica.
20. Hay dos clases de sátira, una para reír, que es la que apunta a las ideas, y otra para llorar, que es la que apunta a las personas.
21. La escuela no está para enseñar creencias.
22. En la escuela quizá baste con practicar solo cuatro cosas: el sentido crítico y tres idiomas.
23. No conozco ningún fanático que hable más de tres idiomas.
24. El ciudadano que no lee ningún libro tiene más remedio que el que lee solo uno.
Publicado en el diario El País del 7 de abril de 2015

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