Acabo de oír que que el Ayuntamiento
de Madrid quiere quitarle el nombre al Teatro Fernán Gómez, para
volver a llamarlo Centro Cultural de la Villa.
Este tipo de medidas las suele adoptar
el PP de vez en cuando porque, al parecer, suponen para ellos una
maniobra de autoafirmación, una muestra ante su clientela de poderío
público y un símbolo de que mandan en la ciudad. Lo han hecho en
alguna ocasión cambiando el nombre de las calles. Recuerdo que en
Alcorcón cambiaron el nombre de Avenida de la Libertad por el de un
alcalde del PP que estuvo muy poco tiempo en la alcaldía porque se
murió. Luego, hubo que reponer el nombre inicial de la calle.
A mí casi me gustaría que esta vez lo
hicieran con el Teatro, porque ello sería una muestra pública de su
incultura y de su chulería y algo que recordarían muy bien todos
sus detractores a la hora de las votaciones. Vaya panda de ineptos
tenemos encima.
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