Te recomiendo el artículo que con el título de Psiquiatría del horror, aparecía el pasado domingo 1 de febrero en El País. Leemos en él lo siguiente:
"Las auténticas armas de destrucción masiva son las que avivan los conflictos, la pobreza y los abusos contra los derechos humanos en todo el mundo",
ha escrito Irene Khan, secretaria general de Amnistía Internacional.
El doctor Mahmud Sehwail, fundador y director del Centro de Tratamiento y Rehabilitación para Víctimas de la Tortura (TRC) de Ramallah, habla de las consecuencias de la guerra:
"Hay un programa continuo para niños. Millares de menores palestinos han
visto morir a sus amigos, presencian los bombardeos". Los niños palestinos
tienen armas de juguete; basta dirigirse con una cámara de fotos a un grupo de
críos para que posen con sus pistolas. Imagino que los niños -que juegan en
calles empapeladas con las fotos de mártires- crecen rodeados de odio, en un
ambiente propicio para que se conviertan en personas muy agresivas, tal vez en
hombres y mujeres dispuestos a inmolarse. "Yo he conocido a las familias de
suicidas", dice Mahmud Sehwail, "y en muchos casos no hay motivo religioso ni
político. La frustración y la desesperación son las verdaderas causas del
suicidio. Hace unos años me invitaron a un programa de radio. Un hombre llamó
diciendo que sus hijos presenciaron cómo un soldado israelí mató a su madre. El
hombre pidió ayuda psicológica. Un mes más tarde supimos que aquel hombre se
había volado a sí mismo en Israel, matando a varias personas. No pudo manejar
sus problemas".
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