OLIVO
Junto
con el trigo y la vid, el olivo forma la tríada mediterránea, los
tres cultivos básicos, que producen pan, vino y aceite. Estos tres
productos están en la base de la alimentación, e incluso en la
liturgia del cristianismo, puesto que esta religión se gestó en el
Mediterráneo. De hecho la palabra Mesías significa "ungido con
aceite" en hebreo, y Cristo lo mismo, "ungido", en
griego. Y da nombre a esta religión, cristianismo, palabra griega.
Lo de ungir con aceite era una práctica muy antigua en el
Mediterráneo, por higiene (libra de parásitos, o sea del mal) o por
aderezo personal; los luchadores también se untaban de aceite, como
hoy la gente se embadurna de cremas y potingues. Debe de ser un tema
del PH de la piel.
Pero
íbamos a la palabra. No es indoeuropea, los que llegaron del norte
no habían visto en su vida un olivo, no podían tener palabra. En
latín era olivus
el olivo,
y oliva
la aceituna, así llamada en zonas del español. Del aceite no
hablemos, otro día veremos los productos elaborados: pan, vino,
aceite. Olivus
deriva del griego ἐλαία
(elaya), nombre del árbol y del fruto, mientras ἔλαιoν
(élayon) era el aceite. La palabra ya aparece en Lineal B, una
escritura antigua, del griego micénico del II milenio.
El
olivo está acotado por una línea que divide la Península en dos,
solo hay olivos de las cuencas del Tajo y el Ebro hacia el
Mediterráneo. Para la Castilla profunda el mundo del aceite resulta
tan exótico como el vodka o el whisky. La agricultura de secano y de
clima extremo se basa en los cereales y las legumbres.
CEBADA
Proviene
del latín cibata,
participio del verbo cibare,
cebar,
alimentar al ganado, de donde viene también cebo.
El origen es oscuro, se supone muy antiguo y que podría haber
significado en principio saco, zurrón, o sea, la cebadera que se
colgaba al cuello de las mulas, relacionándolo con el griego κίβισις
(kíbisis, saco, zurrón), de origen chipriota. Pero la palabra
cibata
se desarrolla en latín vulgar y rural muy tardíamente. En latín
clásico el cereal se llamaba hordeum,
palabra que está en horchata,
de hordeata. En catalán es ordi.
Hordeum
sí tiene raíz indoeuropea, significa erizar
por la forma y lo rasposa que es la espiga de la cebada. De esta raíz
son erizo,
horrorizar
y oruga.
Quien haya sufrido los picores de la paja de cebada sabe que son cien
veces peores que los de la paja del trigo.
AVENA
La
avena era el tercer cultivo de mi padre, también para alimentar al
ganado. Es menos exigente que la cebada. Se sembraba cebada en las
tierra muy buenas y avena en la menos buenas. La palabra no ha
experimentado cambio en siglos, en latín era avena.
Claro, me vienen a la memoria los dos primeros versos de las
Bucólicas de Virgilio, "Titire,
tu patulae recubans sub tegmine fagi
/ silvestrem tenui
Musam meditaris avena"
(Títiro,
tumbado bajo la techumbre de una amplia haya / practicas la música
silvestre con una delgada avena) Sí, sí, con una pajita de avena de
niños sacábamos sonidos. Ha cambiado mucho el mundo ¿verdad?
Cebada
y avena
son en portugués cevada
y aveia,
en catalán, ordi
y civada,
y en euskera garagar
y olo.