Lo mejor de la noche de fin de año es que saca de nosotros lo más noble que tenemos: el querer lo mejor para los demás, los buenos deseos que nos hacen imaginar un mundo deseable y vivible.
Pero ahora ya ha llegado el año nuevo. Ya estamos todos como hace un par de días. Ahora lo que hay que hacer es construir esos deseos, ayudar a los otros a que se cumpla todo aquello que les hemos deseado.
Porque la realización de los deseos no cae del cielo, como la lluvia, sino que hay que construirla, trabajarla, crearla. Ahora es cuando empieza eso de la vida nueva, si es que queríamos de verdad una vida nueva.
Suerte. Buenos días.