lunes, 15 de agosto de 2011

Ser joven




Me pide Sandra que le diga en qué creo yo que consiste ser joven. Voy a ver si se lo puedo decir con brevedad.

Todo es relativo. Es verdad que la biología nos lleva al final y nunca vuelve hacia atrás. Pero hay muchas maneras de llegar a la meta y una de ellas es la que te hace llegar habiendo vivido de manera joven.

Ser joven consiste, en primer lugar, en tratar de atender al cuerpo. Un cuerpo descuidado envejece pronto. Si haces ejercicio, si cuidas la alimentación, si tratas bien tu cabello y tu piel, si no fumas, si tienes cuidado con el sol, si no mantienes durante mucho tiempo posturas peligrosas, si buscas la risa y eres capaz de llorar, es posible que tu cuerpo se mantenga más fresco que si no lo haces.

Es verdad, sin embargo, que no somos sólo cuerpo. Tenemos ojos, pero la mirada es más importante que ellos. Tenemos boca, pero lo que te hace ser tú es tu sonrisa. Tenemos manos, pero lo que las convierte en humanas es lo que hagas con ellas. Y esto y tantas otras cosas dependen de tu mente. Una mente joven es radicalmente distinta de una mente vieja. Tu vida concreta depende en buena medida de tus ideas. Si quieres ser joven, convéncete de que no existe la verdad, que lo tuyo no es más que una aproximación, pero que tienes que contar con muchas otras aproximaciones distintas de la tuya. Esto te liberará de la ingrata tarea de tener que defender tus pensamientos contra viento y marea. No te ocupes en explicar nada. Lo que tienes que hacer es aprender. Aprender siempre y de todo. No vayas dando lecciones por ahí, sobre todo, si no te las piden. Instálate en la duda. Toda convicción es siempre, aunque te empeñes en lo contrario, transitoria. Mantén tu mente abierta, si quieres crecer. En una mente cerrada no entra el aire fresco y la tristeza y el vacío se apoderarán de ella. Usa la razón. Hay dos cosas que tienes que hacer en la vida: conocer y actuar. La razón te debe llevar a conocer lo más posible. Huye de la ignorancia, porque te paralizará. Sólo sabiendo podrás sobrevivir bien. Y procura actuar bien, eligiendo siempre lo más conveniente. Analiza los elementos que intervienen en cada hecho, prevé las consecuencias de lo que quieres hacer, no hagas nunca nada como si estuvieras sola. El mundo es el mundo de todos. El viejo cree que el mundo es suyo y que todos deberían actuar como actúa él. Usa la razón, te digo, pero sin olvidar que tenemos también sentimientos. Los tuyos los debes expresar, y los de los demás los debes respetar.

No basta con tener un cuerpo cuidado y una mente preparada: somos seres sociales. Vivir es establecer determinadas relaciones con los demás y con las cosas del mundo. Busca a personas de las que puedas aprender algo, con las que puedas gozar y con las que puedas hacer cosas. Sé cuidadosa con ellas y también con la naturaleza y con el mundo que te rodea. No molestes. No destroces. Sé positiva. Sé constructiva. Mantén una actitud en la vida que la pueda mantener cualquier otra persona. No odies, ama. Tú no eres la mejor, pero sí la que tienes que dar ejemplo.

Y, además de todo esto, sería importante que fueras creativa, no repetitiva. Tu vida no la ha vivido antes nadie, así que te la tienes que inventar tú. Se trata de producir, no de reproducir. Pasa por el filtro de tu mente todo lo que veas y decide lo que asumes en tu vida y lo que no, pero decídelo tú. Huye de lo simple, que suele ser falso. La vida es muy compleja como para que se resuma en cuatro cosas sencillas. Esto lo hacen los viejos porque son débiles. A las personas a las que quieras, díselo. Si las quieres es porque serán buenas y se merecerán que se lo digas. No te arrepientas luego de haberte callado. Quítate de dentro de ti los prejuicios, los tópicos, las costumbres absurdas porque no sólo te harán envejecer, sino que les harán daño a los demás. No frenes nunca la aparición de lo diferente. No lleves la contraria por sistema y sin razón. No olvides que no eres nada, sino que vas siendo, que te vas construyendo poco a poco, que no eres un ser humano, sino que tienes la meta inalcanzable de convertirte en humana.

Además de todo esto, tienes una edad. Pero comprenderás que si estás ocupada en vivir tu vida de esta manera, la importancia de la edad deja de ser una obsesión e incluso una preocupación para convertirse en una anécdota.

Esto, en todo caso, es lo que pienso yo ahora. Mañana, ya veremos.

2 comentarios:

  1. Toda una lección de sabiduría llena de experiencia y mucha juventud.
    Gracias, Manuel.
    Lo voy a compartir en facebook y en mi blog.
    Un beso fuerte.

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  2. Manuel, esta entrada sigue dando coletazos en mi cabeza, de lo que me gustó. Últimamente he vuelto a escuchar a los Celtas Cortos, y hay una canción que representaría justo lo contrario de lo que tú dices aquí, es "La senda del tiempo", una banda sonora interesante para los momentos en los que nos sentimos viejos. Y creo que también un empujón para buscar dentro y fuera de nosotros la juventud con la que hay que vivir.
    Un beso muy fuerte.
    http://www.youtube.com/watch?v=5TGMsbMCiDs

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