Dice Theodor Kallifatides en su
libro 'Otra vida por vivir', Galaxia Gutenberg, 2019:
“Una tarde, mientras daba una vuelta,
llegué a la salida de una escuela primaria. Me topé con un grupo de
muchachitos que acababan de terminar sus clases y estaban en la calle
bloqueando el paso. Una de las chiquillas -seguramente la más
atrevida- me preguntó en tono autoritario:
—¿Cómo te llamas?
No sé si esperaban divertirse a mi costa, o qué esperaban, en todo caso yo les dije mi nombre sin dudarlo.
—Theodor.
La líder, tras un breve silencio, hizo
una graciosa reverencia y me dijo:
—Bonito nombre. ¡Pase usted!
Esa tarde tomé la decisión. Con la
misma naturalidad con la que había dicho mi nombre, debía cambiar
de vida. Debía encontrar aquello que había perdido”.
No es buena la inercia, la rutina, el
dejarse llevar por la repetición. Conviene analizarse de vez en
cuando y, si es conveniente, atreverse.
Buenas noches.
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