martes, 18 de septiembre de 2012

Carrillo: Otro grande que se nos va




Santiago Carrillo siempre me pareció un referente, sobre todo en los últimos tiempos, en los que hablaba las tardes de los lunes en la SER. Era alguien a quien había que escuchar para encontrar alguna idea que nos ayudara a situarnos en este complicado mundo en el que intentamos vivir.

Yo suelo distinguir entre el anciano y el viejo. Ambos tienen muchos años, pero la diferencia está en la frescura de la mente. El anciano es capaz todavía de criticar, de analizar la realidad, de pensar en cómo deberían ser las cosas, aunque él no tenga fuerzas para aportar demasiado. El viejo, por el contrario, ya se paró y sólo mira al pasado, que siempre cree mejor. La vejez es la gran tentación que tenemos todos. Por eso, para no caer nunca en ella, siempre me ha gustado escuchar a ancianos gloriosos, a seres humanos dignos de ser tenidos en cuenta para pensar con detenimiento en lo que dicen. Son los casos de José Luis Sampedro, al que he tenido la fortuna de conocer personalmente, de José Saramago o de Santiago Carrillo.

Salvo que se tengan las ideas demasiado teñidas por los propios intereses, creo que hay que reconocer que Carrillo fue un luchador empeñado en construir una sociedad mejor. Nada más lejano a él que la figura del egoísta. Militó en donde quiso o en donde pudo. Intentó ser libre. Cualquier español sensato sabe que le debemos mucho en la construcción de la democracia que tenemos, aunque la estemos destrozando cada día. Su inteligencia se demostraba en su sentido del humor, en su sorna y en su socarronería. Su valentía y su dignidad la evidenció sin esconderse el 23 de febrero de 1981. Su capacidad de análisis la manifestó en una multitud de artículos que publicó a lo largo de su vida. Su lucha por la justicia la vivió en su militancia y en su larguísimo exilio. De su generosidad en la época de la Transición vivimos aún hoy los españoles.

Me salen palabras de agradecimiento, imposible de transmitir ya, hacia Santiago Carrillo. Siento que cada vez que se va un grande, al menos yo me quedo más pequeño. Espero que el espíritu de lucha que siempre tuvo este hombre perviva durante mucho tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes expresar aquí tu opinión.