miércoles, 23 de septiembre de 2009

Préstamos / 2


Fabricio Caivano es el fundador de una buena revista sobre temas educativos, Cuadernos de pedagogía. El pasado día 13 de septiembre publicaba en El País lo siguiente.

Como relata Rafael Argullol en su lúcido artículo Disparad contra la Ilustración (EL PAÍS, 7 de septiembre de 2009), yo también conozco a muchos profesores universitarios y de otros niveles que, sobrecogidos, verifican cada día la magnitud de la comedia educativa que deben oficiar.

Estudiantes de una ignorancia abismal que apenas saben leer y escribir, acomodados a la ley del mínimo esfuerzo y dispuestos a "divertirse hasta morir", los dos requerimientos de la sociedad que algunos cínicos llaman aún de "la información y el conocimiento". Y profesores jibarizados por la mediocridad de su entorno profesional y la hegemonía social del mercantilismo.

La Ilustración agoniza y los buenos profesores humanistas que sobreviven, acosados por la burocracia de su hábitat y la deshumanizadora banalidad de los medios de formación masiva, se van retirando pesarosos del escenario educativo.

Pronto sólo se recitará en las aulas el impostado monólogo de los oportunistas y la espantosa canción de los nuevos bárbaros. ¿Adiós a verdad, bondad y belleza? Que así no sea.

martes, 22 de septiembre de 2009

Préstamos / 1


Le pido prestada a Joan Campsolinas Dresaire, de Barcelona, la carta al director que publicó en el diario El País, el pasado día 11 de septiembre. Creo que es un buen texto para que reflexionemos todos.

"Sugiero a los expertos en educación que antes de regalar un ordenador portátil a cada alumno les enseñen algo tan básico como a leer y escribir.

El desastre educativo de este país tiene su origen en que muchos estudiantes simplemente no entienden lo que leen, y tampoco son capaces de expresarse por escrito con un mínimo de coherencia.

Sucede, sin embargo, que casi siempre esos mismos estudiantes son verdaderos expertos en el uso de ordenadores, pasando la mayor parte de su tiempo conectados a Internet, chateando, descargando archivos o batiendo récords en sus videojuegos.

No tengo nada contra la informática en las aulas, siempre y cuando se use como un medio, una herramienta de aprendizaje, no como un fin en sí misma.

Repartir ordenadores portátiles indiscriminadamente en las escuelas será echar más leña al fuego del fracaso escolar, restándole a la expresión oral y escrita su insustituible papel en el acceso del alumno al conocimiento."

lunes, 21 de septiembre de 2009

Contrastes


Nos hemos acostumbrado a prestar atención sólo a lo que nos muestra un contraste. Es la diferencia lo que nos provoca curiosidad. Y también lo nuevo, lo que se aleja de la rutina habitual. Unos reciben lo nuevo con regocijo y otros con franca hostilidad, pero ambos perciben que algo distinto ha aparecido.

Sin embargo, muchos de los males que nos rompen la vida se esconden detrás de lo cotidiano, de lo rutinario, de lo que hacemos todos los días, de lo que no ofrece ningún contraste. Y eso no lo analizamos porque no nos llama la atención. No vemos lo que hay, sino lo que se mueve. Y eso es un carísimo error.

Vivimos con excesiva naturalidad, sin aplicar una crítica racional a lo que hacemos, a lo que somos. No pensamos lo que comemos hasta que no surge una enfermedad. Tampoco somos conscientes de lo poco que nos movemos, ni del tiempo que empleamos en ridiculeces. Lo cotidiano nos esconde la realidad. Hay cosas que están tan extendidas que no las vemos.

Demasiada anestesia.
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jueves, 17 de septiembre de 2009

Auroras


Nietzsche estuvo en Venecia entre 1880 y 1881 escribiendo lo que luego sería su libro Aurora. Pensó titularlo, primero, Sombra de Venecia, y luego, La reja del arado. Su discípulo Peter Gast le sugirió que cambiara el título enviándole este previoso verso del Rig Veda:

¡Hay tantas auroras que aún no han despuntado!
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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Anestesiantes y aislantes


Hace tiempo que veo la sociedad como una fábrica enorme de anestesiantes y de aislantes. No es que sea esto lo único que haya en la sociedad, pero sí un elemento muy importante por el efecto tan fuerte que produce en los ciudadanos.

Por eso me ha gustado encontrar un cierto eco en el artículo que publicó Rosa Montero el pasado día 8, en El País, titulado Metafísica. Helo aquí.

Últimamente las personas que conozco parecen estar adquiriendo la malísima costumbre de morirse, cosa que te hace percibir con especial agudeza la naturaleza fugitiva de las cosas. Que nuestra existencia no dura apenas nada, y que incluso esa vidita minúscula está constantemente amenazada, es una inquietante certidumbre que nos empeñamos en olvidar.

Éste es el origen, me parece, de la incapacidad que mucha gente tiene para quedarse sola. Porque en la soledad, y en la silenciosa calma del pensamiento, puedes escuchar a la muerte tictaqueando en tu interior como el contador de un taxi, corre que te corre hacia el despeñadero. De ahí nuestra propensión universal a las drogas, al barullo y al movimiento constante: todo con tal de no saber, no recordar, no oír.

Y de ahí también, me supongo, el formidable triunfo de los teléfonos móviles, una tecnología perfecta para el aturdimiento. Un azote creciente, o al menos yo nunca lo había notado tanto como el pasado verano. Ibas caminando por el campo en algún lugar hermoso, remoto y solitario, y de pronto, en pleno momento zen, te cruzabas con otro paseante que llevaba la chicharra incrustada en la oreja. O bien veías a una pareja sentada en un café, frente al mar, en una romántica mesita, y al fijarte advertías que cada uno estaba telefoneando por su lado, tan juntos y tan solos, metiéndose en la cabeza todo el ruido posible para no escuchar el latido del tiempo. ¡Pero si incluso dicen que, mientras Michael Jackson agonizaba, su médico parloteaba por el móvil, y que por eso no se enteró de lo que le ocurría! No enterarse de nada, ésa es la ambición de nuestros tiempos. No pensar, no vaya a ser que, si piensas, termines recordando que eres mortal y haciendo la metafísica ramplona que yo acabo de perpetrar en este artículo. Ustedes disculpen.

martes, 15 de septiembre de 2009

Inventos perniciosos


Dice Nietzsche en Aurora:

Las desgracias que asaltan a un pueblo, tales como las tormentas, las sequías o las epidemias, despiertan en los individuos la idea de que han cometido faltas contra las costumbres, o hacen creer a todos los miembros del grupo que hay que inventar nuevas costumbres para aplacar a un nuevo poder sobrenatural o a un nuevo capricho de los demonios. Esta forma de sospechar o de razonar impide que se profundice en la verdadera causa natural y hace que la causa demoníaca se erija en la razón primera del hecho.
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lunes, 14 de septiembre de 2009

viernes, 11 de septiembre de 2009

La noche en blanco. Madrid 2009


El sábado 19 de septiembre se celebra de nuevo La noche en blanco. Si la sabes vivir, te gustará. No aspires a ver interiores de edificios, sino a disfrutar de la calle y de la noche. Es una de las pocas fiestas cívicas y populares en las que se puede participar.


Aquí tienes información.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Malos tiempos para la moral


Berlusconi es un delincuente que intenta cambiar las leyes para que sus actos ya no sean delitos. Él y sus propios intereses están, al parecer, por encima de la ley.

Algunos políticos catalanes, ante una posible sentencia del Tribunal Constitucional contraria a la reforma de su Estatuto de autonomía, hablan de cambiar la Constitución para eliminar así la discrepancia.

Padre o madre que lees esto: no te extrañe que si algún día tu hijo roba algo, te eche en cara que lo que hay que hacer es cambiar la ley, porque él no está dispuesto a dejar de robar.

Hoy es muy fácil que cualquier majadero se dedique a gobernar la cosa pública defendiendo sólo lo que le interesa a él y olvidándose de que un gobernante, por encima de todo, debe procurar el bien general, no el suyo.

Corren malos tiempos para la moral.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Con la cabeza ¿perdida?


Me contaron que lo dijo un señor que, al parecer, había perdido la cabeza.

“A partir de ahora en esta casa ya no se va a comer más en el comedor. Vamos a comer todos en la cocina.”

- Pero ¿por qué, hombre?

“Porque ese tío que sale por la tele, el Rajoy ese, no para de decir cosas que yo no entiendo. Pero las dice como si me estuviera riñendo. Y yo no he hecho nada. A mí no tiene por qué decirme nada ese hombre. Y, además, se queda mirando fijamente para ver qué estamos haciendo. Y a él no le tiene que importar nada lo que yo coma o lo que deje de comer. De manera que ¡a comer, a la cocina!”.

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martes, 8 de septiembre de 2009

Orígenes


Estoy leyendo cosas de Jean Jacques Rousseau (1712 - 1778). En la segunda parte del Discurso sobre las artes y las ciencias, un texto publicado en 1750 y con el que ganó un concurso de ensayos, convocado por la Academia de Dijon, sobre el tema de si el progreso de las artes y las ciencias habían posibilitado el mejoramiento o la corrupción de la moral, puede leerse lo siguiente:

La astronomía nació de la superstición; la elocuencia, de la ambición, el odio, la falsedad y la adulación; la geometría, de la avaricia; la física, de una perversa curiosidad, y hasta la filosofía moral nace del orgullo humano. Así, las artes y las ciencias deben su nacimiento a nuestros vicios.

Más que para pensarlo, es para leer a Rousseau.

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lunes, 7 de septiembre de 2009

Descortés


Los pronombres tienen mucha facilidad para convertirse en la parte más descortés del uso del lenguaje.

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viernes, 4 de septiembre de 2009

Ascojonado / y 3


Cuando terminó el episodio de la Gran Vía, me vino a la mente en seguida lo que está pasando desde hace tiempo con un partido político muy popular en España. Anda metido, al parecer, en corrupciones varias que afectan hasta a altos cargos del partido, pero no reconoce nada de eso. Por el contrario, sale todos los días en los medios de comunicación hablando de una versión de los hechos en la que la corrupción ni se menciona, pero, en su lugar, se acusa a jueces, fiscales, policías, prensa, Gobierno y a todo el que pase por allí de tramas imaginarias, delitos sin pruebas, conspiraciones supuestas, cruzadas de izquierdas y fábulas más o menos burdas. Parece que el intento consiste en montar un espectáculo llamativo y duradero para que nadie mire a la acera de enfrente, en donde están el botín y los protagonistas, o para que incluso algún ingenuo interesado se ponga en contra de la víctima porque se crea la historia que estos actores representan en medio de la plaza pública. Se trata, no de reconocer la realidad, sino de crearla de acuerdo con los propios intereses, como el que elabora un anuncio con el fin de vender algo. Sólo que aquí lo que se vende es la realidad, la vida misma.

Las veo como historias paralelas, formalmente iguales, en donde se confunden una pandilla de niñatas maleducadas y, por tanto, no preparadas para vivir en la sociedad sin molestar ni hacer sólo que les conviene, con un grupo político que aspira a gobernar este país.

Me pregunto quién habrá enseñado a quién, donde habrán aprendido esa manera de proceder. Me gustaría comprobar si cuando un ciudadano ve lo que hace un partido político tan popular, no entenderá que él puede hacer lo mismo. Si este partido tan popular es capaz de montar denuncias de jueces que luego se archivan, denuncias mediáticas sin pruebas que no se traducen en denuncias en el juzgado, si no tiene el menor pudor en no respetar las instituciones, ni en generar fantasmagorías interesadas, ni en mentir burdamente, ni en poner toda la sociedad al servicio de sus deseos, ¿por qué una niña no va a poder encararse con una guardia de seguridad en plena Gran Vía, a las 6 de la tarde, y con todo el pueblo a su alrededor?

Cuando unas niñas son capaces de copiar los métodos de los delincuentes, y un partido político reproduce los comportamientos de estas niñas, a mi me viene una tremenda sensación de asco. Y cuando me doy cuenta de que ese partido político tan popular y que cuenta con tantos adeptos y votantes puede gobernar el país, lo que me entra es miedo, me acojono. Entenderás ahora por qué estoy ascojonado.

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