Hay sueños que se quedan siendo sueños
en el interior de la mente soñadora de quien los sueña.
Hay sueños que se duermen en cuanto
son contados, porque el relato sólo sirve como desahogo anestesiante
al soñador pasivo, que sueña para huir.
Hay sueños que, rompiendo las barreras
de la mente y cayendo en manos idóneas para el trabajo, dejan de ser
sueños y se van convirtiendo en realidades.
Es posible que, lamentablemente, quien
ideó el sueño no lo pueda observar transformado en realidad, porque
no siempre quien siembra recoge el fruto.
Buenas noches.