jueves, 15 de diciembre de 2011

Angela de piedra



De vez en cuando la humanidad origina figuras un tanto extrañas que lucen entre sus características la de la terquedad. El siglo XX vio con pesar a la dama de hierro, que se hartó de hacer el bien a una minoría y el mal a todos los demás. Hoy el mundo contempla el comportamiento empecinado de Angela Merkel, que aún no tiene apelativo para la posteridad, pero que parece una dama de piedra. Hierro, piedra ... Esto nos retrotrae a épocas muy pasadas, pero el neoliberalismo no es que mire para adelante precisamente.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Tú primero




En la vida hay cosas indemostrables porque superan el alcance de la razón para hacerlo. Vas buscando algo que necesitas, pero no lo encuentras, y si te quedas ahí, te hundes. Hay, no obstante, una posibilidad que resulta paradójica, ilógica, absurda y, además, hay que tener ganas de vivir para probarla. Se trata de que pongas tú antes lo que no encuentras, de que des tú lo que quieres que te den, de que tengas el gesto chocante y altanero de ofrecer tú lo que necesitas. El resultado te sorprenderá, estoy seguro. Si te vuelcas, no te caerás.

martes, 13 de diciembre de 2011

El rescate



Hay días en los que los pequeños detalles pierden la viveza de sus colores, en los que el futuro se queda plano y transparente y sólo queda un presente plomizo y espinoso en el que te ves sin el menor valor, sin el menor adorno, solo y desnudado. Son esos días sin esperanza, sin espera, en los que ni siquiera quieres ir a dormir y en los que, a lo sumo, te gustaría tener la suerte improbable de que una mano amiga y ajena a tu mundo viniera a rescatarte.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Ser cariñoso



Yo no quiero nada de nadie ni le pido nada a nadie. No quiero que nadie me dé nada. Lo único que quisiera es poder ser como soy. Y para mí es un valor ser cariñoso. La vida y lo que te pasa en ella te producen unos sentimientos y yo he aprendido que no es nada bueno dejarlos dentro de ti, en donde es posible que se tuerzan y, si acaso, hagan daño. Es mejor sacarlos fuera y, a ser posible, que se enteren los que te han producido esos sentimientos.

Pero la cosa no es tan fácil porque no todos -yo, el primero- hemos sido educados para convivir con la expresión de los sentimientos. Es como si hubiera una tendencia a malinterpretar, a sospechar del que te da cariño (¿qué querrá?), a reservar esas manifestaciones para el ámbito de la intimidad, eliminándolas de la vida cotidiana. Pero a mí me parece un signo de juventud vital, de frescura, de humanidad, de calidad de vida, de naturalidad, de creación de un mundo distinto y mejor.

Me emociona cuando una persona entiende la vida en clave cariñosa. Es como si se concentraran en ella las mejores cualidades humanas, la buena voluntad, el hacer algo por el otro, el dar cariño, el regalar sonrisas. Tengo amig@s que regalan abrazos fuertes, besos a miles y ambas cosas a la vez y me siento orgulloso de ell@s. Pero no todos son así y hay veces que o bien las circunstancias hacen que te encuentres con personas encerradas en su mundo y que no te tratan con cariño o bien rechazan el que tú intentas darles. Por lo menos a mí no me resulta demasiado fácil ser cariñoso.


domingo, 11 de diciembre de 2011

Sol radiante



El sol radiante es otro estado mental.

La naturaleza es la misma para todo el que la contempla, pero cada uno la ve de una manera.

No hay una única interpretación de la naturaleza.

Nacho Umbert

viernes, 9 de diciembre de 2011

No soy



Seco. Sin ideas. Con la mente en blanco. Sin ninguna ocurrencia. Con las puertas cerradas por dentro. Con lágrimas, pero sin ganas de llorar. Sin sonrisas y sin ganas de sonreir. Quieto. Marmolizado. Insensible. Sin imaginación. Sin historias. Sin futuro. Sin presente. Supongo que con pasado, pero sin ganas de mirarlo. Estoy, pero no soy.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Los niños con sus músicas




Lo malo de estos niños maleducados, que van con sus músicas a todo volumen por la calle, por el autobús o por donde les da la gana, no es sólo que molesten y que les dé igual hacerlo o no, sino que la música que oyen es muy mala, que se están acostumbrando a valorar sólo lo de mala calidad y que les gusta más el ruido que el buen sonido. La degradación a la que está llegando el ser humano se pone de manifiesto con mucha claridad en estos elementos de tan pobre personalidad. Aterra pensar qué va a ser de ellos el día de mañana. Y de nosotros.