Últimamente voy mucho al teatro. Tengo
ganas de vivir y en el teatro -al menos, en algunos- se habla de la
vida, de las maneras de vivir, y se aprende a vivir. No hace muchos
días fui a ver 'El hijo de la novia', en donde borda un papel
espléndido Tina Sainz. Luego fui a ver a José Sacristán -otro
papel enorme- en 'El loco de los balcones'. Después fui a ver a
Concha Goyanes en 'Madre bio-ilógica', una obra de microteatro en
donde hace un estupendo papel también. Hoy tocó ir a ver a Kiti
Mánver en 'Las heridas del viento'. Mañana iremos a ver 'Lluvia
constante', con Sergio Peris-Mencheta y Roberto Álamo.
Una sala pequeña del Teatro Lara, la sala Off. Los
actores a un palmo de ti. Les ves los ojos, las manos, el gesto, las
ropas que llevan puestas. Una gozada.
No quiero hablar aquí de la obra,
porque cada cual dirá lo que quiera cuando la vea, que espero que la
vean. Quiero decir que me impresionó Kiti Mánver. Es teatro hecho
realidad, es un personaje hecho persona. Que una actriz llore con
lágrimas reales en escena es elogiable, aunque haya técnicas para
ello, pero que una actriz llore haciendo un papel masculino, me
parece más elogiable aún. Kiti Mánver lo hace y a mí me pareció
que lo vivía, que el personaje se había hecho persona allí.
Posiblemente el amor, o la tragedia personal, no tengan sexo y sí
sensibilidad y humanidad. Eso se ve y también se aprende en el
teatro. Y si te lo muestran a unos metros de ti, pues mejor todavía.
Dani Muriel, el compañero de reparto, hace muy bien su función, pero Kiti Mánver, en un papel por el que ha
sido galardonada ya, entre otros, con el Premio Ceres 2014, está
perfecta, porque es capaz de hacernos ver que es un hombre cuando
todos sabemos que es una mujer, y porque actúa como un hombre en los
grandes y en los pequeños gestos.
Yo no estoy de acuerdo con que el amor
sea, o deba ser, como se plantea en la obra, pero sí admito que allí
se habla de un amor real, encontrable fácilmente en la sociedad. En
todo caso, en el amor no me parecen tan importantes los actos sino
las actitudes, y eso sí se encuentra en la obra con mucha claridad.
Posiblemente vaya a verla otra vez. Te
sugiero que lo hagas tú. Es una ocasión perfecta para ver teatro
bueno, cercano, verdadero y brillante.