Hay asuntos para cuya solución se es demasiado joven. Por ejemplo, aprender a ser prudente. Y hay otros, sin embargo, que cuando se intentan resolver, ya casi no hay tiempo. Es lo que ocurre con la adquisición de buenos hábitos deportivos y de ocio, entre otros. Este es uno de los mayores problemas de la vida y que debería resolverse con una buena educación de los hijos.
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