viernes, 25 de junio de 2010

Exámenes y malas caras


Cada vez noto que es más frecuente que los alumnos acepten mal un suspenso. Por una parte, confunden el trato afectuoso con que les vas a aprobar por su bella cara o porque les tratas con respeto y con consideración, sin que vea yo qué tiene que ver una cosa con la otra; y, por otra, tienen tan interiorizado que a un mínimo esfuerzo le corresponde una buena nota, aunque sea mínima, que consideran que con cualquier cosa que pongan, aunque sea un disparate o una nimiedad, están obligados a recibir un aprobado. Esto está gestando unas personalidades vacías, creídas y proclives a ser víctimas del resentimiento. Creo que debo ser más estricto en los exámenes aunque me gane malas caras y malos comentarios. La justicia y la racionalidad deben estar por encima de todo. Uf.

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