Del libro de Pablo d'Ors, Biografía del Silencio:
El amor romántico suele ser muy falso:
nadie vive más engañado que un enamorado, y pocos sufren tanto como
él. El amor auténtico tiene poco que ver con el enamoramiento, que
hoy es el sueño por excelencia, el único mito que resta en
Occidente. En el amor auténtico no se esperada nada del otro; en el
romántico, sí. Todavía más: el amor romántico es, esencialmente,
la esperanza de que nuestra pareja nos dé la felicidad.
Sobrecargamos al otro con nuestras expectativas cuando nos
enamoramos. Y tales son las expectativas que cargamos sobre el ser
amado que, al final, de él, o de ella, no queda ya prácticamente
nada. El otro es entonces, simplemente, una excusa, una pantalla de
nuestras expectativas. Por eso suele pasarse tan rápidamente del
enamoramiento al odio o a la indiferencia, porque nadie puede colmar
expectativas tan monstruosas.
La exaltación del amor romántico en
nuestra sociedad ha causado y sigue causando insondables pozos de
desdicha. La actual mitificación de la pareja es una perniciosa
estupidez. Por supuesto que creo en la posibilidad del amor de
pareja, pero estoy convencido de que requiere una extraordinaria e
infrecuente madurez. Ningún prójimo puede dar nunca esa seguridad
radical que buscamos; no puede ni debe darla. El ser amado no está
ahí para que uno no se pierda, sino para perderse juntos; para vivir
en compañía la liberadora aventura de la perdición.”