miércoles, 2 de febrero de 2011

Ley de igualdad de trato y no discriminación



En mi opinión, uno de los logros más significativos del gobierno actual es el que se refiere a las políticas sociales. Es posible que, ante la crisis económica, estos temas lleguen a ser considerados por algunos como secundarios. Sin embargo, su importancia y su ámbito de aplicación es mucho mayor del que puede parecer a primera vista.

Pongo aquí el texto del Anteproyecto de ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación, en su redacción actual, por si quieres conocer cómo nos puede afectar. Lo tienes aquí.

Aguirre el magnífico



Manuel Vicent ha publicado una novela sobre Jesús Aguirre, el que fue el último duque de Alba (por ahora), quien había nombrado a aquél su biógrafo oficial. El libro parece que es una muestra perfecta del estilo de Vicent y está bien dotado de anécdotas sustanciosas. Habrá que leerlo. Mientras tanto, dejo aquí el comentario que Juan Cruz ponía en su blog días pasados.


Da gusto recomendar el último libro de Manuel Vicent

Rafael Azcona resolvía la tarea de comentar un libro o una película de alguien cercano diciendo muy firmemente al máximo interesado: "¡Esto es un libro!" o "¡Esto es una película!", según el caso. Es cierto que resulta muy complejo esto de expresar con palabras lo que nos ha parecido un libro, una película, un cuadro, un disco, etcétera, pues todos los autores --todos-- tienen su ego específico que aunque reclame sinceridad espera elogio. Así que es complicado decir cualquier cosa, por lo que la fórmula de Azcona me parece fantástica. Sin embargo, a veces da gusto elogiar un libro y recomendarlo abiertamente. Vaya por delante que este que recomiendo es de un amigo al que frecuento muchísimo, y al que quiero, claro está, que además publica su libro, una novela, en la editorial a la que estuve ligado hasta hace algunos años, Alfaguara, a la que él mismo estuvo ligado mucho antes que yo. La novela es Aguirre, el magnífico y el autor es Manuel Vicent. La he leído como si fuera un libro sobre Jesús Aguirre, el duque de Alba. Pero pronto la novela no es exactamente sobre ese personaje tan peculiar, tan inteligente, tan extraordinario y tan contradictorio que fue el sacerdote, editor y finalmente duque más famoso de las últimas décadas españolas. El libro es sobre Aguirre, qué duda cabe; él es el foco del interés narrativo de Manuel Vicent, pero en este caso, como en otros de su producción literaria, Vicent ha hecho caso de las sabias teorías de Juan Cueto sobre la mirada distraída, así que ha conseguido, con una mano verdaderamente magistral, de un magisterio insólito, hondo, establecer ante nosotros una especie de retablo de las maravillas y de las desdichas de un país entero desde que nace al duque hasta que cae del otro lado de la vida, tras un periodo en el que la sombra es su cobijo. El libro recorre, pues, la historia de España en los difíciles tiempos del franquismo y de la transición, y para ello Vicent acude a su propia teoría de la memoria fermentada; para los periodos siguientes, cuando España pretendía ser un país alegre y resuelto, Vicent acude a una ironía que alcanza los límites en los que la ternura se confunde con el sarcasmo. La capacidad metafórica de Vicent le ha acompañado felizmente; él es un obseso de la grasa (contra la grasa) en la literatura, y aquí consigue un cuadro acabado y sutil, lleno de insinuaciones que hacen revivir la historia para ponerla a disposición de los que creemos que la literatura no es sólo la narración notarial sino la imaginación al servicio de los sucesos que uno rememora en la niebla dubitativa de la memoria. Literatura pura, sin grasa, proteína en su justa medida, alimento poético verdaderamente raro. Si tienen una librería a mano vayan en seguida a buscar este libro, y léanlo como se lee una novela. No caigan en el vacío de la historia, pues las historias son mejores cuando parecen inventadas. Esto es un libro, ciertamente, y qué gusto da recomendarlo.

martes, 1 de febrero de 2011

José Luis Sampedro

Hoy cumple 94 años una de las personas más jóvenes e interesantes que conozco: José Luis Sampedro. Un ser humano al que hay que escuchar siempre, del que hay que aprender siempre y que sigue con tantas ganas de vivir como siempre. Un motivo de alegría..

Citas



No le veo mucha verdad a las generalizaciones. Más que un acercamiento a lo que puede ser la realidad, siempre compleja, me parecen muchas veces una expresión de los prejuicios latentes, de las simplezas y los tópicos que usamos cuando somos incapaces de adentrarnos en la riqueza variada de lo real sabiendo que no lo vamos a poder dominar ni conocer en su totalidad.

Es lo que pasa, por ejemplo, con "los españoles". Somos muchos y muy diferentes. ¿Se nos puede agrupar de alguna forma para poder afirmar algo realista de nosotros? Yo creo que no, pero, por si acaso, recojo aquí unas citas al respecto de la columna de Rosa Montero en El País del 25 de enero.

"Los españoles están atomizados en grupos tribales y son incapaces de concebir lo colectivo". Gerald Brenan en 1943.
"Entre ellos, los españoles se devoran". Bartolomé Joy en 1603.
"La propia persona es el centro de gravedad de todo español (...) Desde tiempos muy remotos a todos los observadores les ha sorprendido este localismo, considerándolo como uno de los rasgos característicos de la raza ibera, que nunca (...) consintió en sacrificar su interés particular en aras del bien general". Richard Ford a mediados del siglo XIX.
"¿En qué se puede decir, sin temor a equivocarnos, que estamos verdaderamente entre los más destacados del planeta? Pues en nuestra incivilidad, señoras y señores; en nuestra apasionada elección del propio ombligo como paisaje social; en el desdén del otro, de los derechos del otro y del espacio común". Rosa Montero, artículo citado.

lunes, 31 de enero de 2011

Ángel Guinda


Mañana martes, día 1 de febrero, a las 19:30, Ángel Guinda presenta su nuevo libro Espectral en la SGAE, calle Fernando VI, nº 4, en Madrid.

Si vas, gozarás.

Comparación



Escribo sobre lo que veo. Me inspiro en lo que experimento en mi mundo. Ya los árabes antiguos dijeron algo parecido. Miro por la ventana y veo lo que ocurre. A veces, me paro a contemplar el reflejo de mi cara en el cristal sobre el fondo de lo que pasa. Y me comparo.