Es un proceso, éste en el que nos
tiene sumidos el PP, de reducción de la realidad a sus elementos más
bajos, más monetarios, más bastos, menos humanos y menos
humanizadores que se podrían pensar. Ni la educación, ni la
cultura, ni la ética, ni el arte ni nada que no sea el dinero les
interesa. Han convertido la sociedad en un mercado y los gobernantes
neoliberales, que están colocados en la mayoría de las
administraciones del país, no son más que vulgares mercaderes en
busca de negocios para sí mismos y para sus amiguetes.
En este clima chabacano y caciquil, les
ha dado por fabricar la 'marca' España. No consideran otra cosa más
que marcas, que es lo que ven en los negocios y, como entienden la
vida como un negocio, aplican su terminología a todo lo que se les
ocurre.
Sus padrinos en esto de gobernar, los
dictadores franquistas, hablaban de una 'unidad de destino en lo
universal' para referirse a España. Era una definición que parecía
sacada de algún tratado de la Escolástica medieval, pero que tenía un tufo
espiritualista, a la vez que fascista y totalitario, que echaba para
atrás. Estos de ahora, que van más al euro que a los territorios
del espíritu, han cambiado aquella palabrería más bien hueca por
esta otra que todo el mundo entiende. Ahora España es una 'marca'.
Lo que ocurre es que esta 'marca' ha
sido fabricada con los procedimientos habituales en todo lo que hacen
estos tipos del PP: con mentiras, disfrazando la realidad, con
intereses no confesados, metiéndola a la fuerza en el mercado y
creyendo -gran vicio el que tienen- que lo que ellos inventan se lo
va a creer todo el mundo. Y ahí se han dado ya algún tropezón y
más que se van a dar, si no cambian, cosa casi imposible. No se han dado
cuenta estos negociantes obtusos de que las personas inteligentes no
se dejan llevar por el poder de las marcas, sino que van buscando
calidad, diseño y, sobre todo, un estilo que merezca la pena. Estos
gobernantes tan ordinarios creen que todos son como ellos. Están
acostumbrados a que a los dormidos ciudadanos les dé igual una cosa
que otra, se dejan llevar por sus deformaciones mentales y no se dan
cuenta de en el momento más inoportuno, cuando más les interesa,
viene gente buscando estilo, contenido de calidad, elegancia
contrastada y garantías variadas. Y ellos sólo tienen una marca de
poco fiar, fabricada con los peores materiales y sólo apta para su
venta en mercadillos.
Es lo que tienen el darle el poder a
incultos, catetos y negociantes a cualquier precio. Buenas noches.