sábado, 2 de marzo de 2013

Buenas noches. Ama



Ama y haz lo que ames. Buenas noches.

Amor 80




No hay cuerpos maltratados. Hay personas maltratadas.

Buenos días. Procrastinación




Hay un vicio que triunfa en nuestro momento y es el de la procrastinación. Consiste en dilatar la realización de lo que debemos hacer, para dedicarnos a tareas más agradables y livianas. Las tentaciones del mundo y nuestros cada vez más débiles hábitos mentales nos están haciendo cada vez más procrastinadores. Hay que ser conscientes de este asunto para no llevarse a engaño y no tardar dos días en hacer lo que en una hora estaría listo, si fuéramos capaces de concentrarnos más. Deberías hacer el esfuerzo de huir de la procrastinación.  

El Calendario de Bautista. 2/3/2013. Dusty Springfield




Tal día como hoy de 1999 murió la cantante Dusty Springfield. Tienes más información aquí.





viernes, 1 de marzo de 2013

Buenas noches. Sorpresa




Sin darnos cuenta, de la misma manera que llega la noche o que los años se apoderan de nosotros, nos estamos dejando dominar por la sorpresa. La vida, los días, se están convirtiendo en una sucesión de sorpresas, una tras otra, como un desfile interminable de novedades insospechadas. El Papa nos da sorpresas, el PP nos da varias sorpresas al día, la salud nos da sorpresas, la realidad nos da sorpresas que dejan en mantillas la ficción. Y la tentación es que nos centremos en ese ramo envenenado que forman las sorpresas de la realidad y las sorpresas de la televisión y nos olvidemos de nosotros mismos. Las sorpresas son una desviación, un divertimento que nos aleja de nuestra propia vida, de lo que yo he venido a hacer en el mundo. Son necesarios los divertimentos, pero como momentos secundarios tras los que debemos volver a nuestro mundo, a nuestra propia vida. Lo más destructivo que podemos encontrarnos hoy en la vida es la sorpresa, la continua sorpresa.

Ahora, en la noche, cuando ya todo se acabe y empiece el momento de descansar, deberíamos olvidarnos de las sorpresas y volver a lo conveniente, a una de las pocas rutinas útiles en la vida. Relajar el cuerpo bajando los hombres y notando el peso de cada una de sus partes. Relajar la mente recordando sólo lo positivo, lo agradable que haya tenido el día. Y dormir en el amor que se irradia hacia las personas que queremos, esas que nos ayudan a vivir y con las que gozamos la alegría de estar en el mundo. Mañana el nuevo día será una sorpresa, seguramente agradable, pero eso será mañana. Buenas noches.

Amor 79




Si le das tu cuerpo a alguien, que sea para que te lo cuide.

Lo que vi: Antígona, de Anoulhl.




La sala 1 del Matadero es un espacio escénico amplísimo, lleno de posibilidades y muy diferente al que el espectador puede encontrar en un teatro convencional. Las tablas del escenario están al nivel de la primera fila de espectadores y las desnudas paredes de la sala puede que produzcan en el público la impresión de que se está en una especie de pabellón deportivo, en lugar de en un recinto teatral.

Quizás sea por eso que los espectadores, ya sentados en sus algo incómodas butacas, no callen y sigan hablando y hablando -con esa manía que tiene hoy el español medio, de tener que hablar en todas partes, incluidos conciertos u obras teatrales-, a pesar de que en el escenario hay ya una actriz, la genial Berta Ojea, bordando su papel de nodriza barbuda. El personaje está, es verdad que callado, pero actuando. Tiene que sonar la voz que recuerda que hay que apagar los móviles y que la función va a comenzar para que los asistentes se callen. Para entonces, ya no se habrán dado cuenta de que la nodriza se ha echado a dormir y que lo que viene a continuación es lo que sueña. La ambientación de este sueño echa mano de las máquinas de humo. Me imagino que habrán tenido que contratar un verdadero arsenal de tales artefactos, tanto por las dimensiones del local, como por el tiempo que transcurre desde que empieza a salir el humo blanco desde el fondo del escenario hasta que cesa tal efluvio, con algunos espectadores ya un poco molestos por la presencia olorosa de tales emanaciones.

La obra cuenta la historia de Antígona y de su hermana Ismena, hijas de Edipo, y sus reacciones ante la muerte de su hermano Polinices. Tras la muerte de Edipo, sus hijos Etéocles y Polinices deberían ocupar el trono durante años alternos, pero el primero no cede el poder y Polinices entonces organiza un golpe de Estado para ocuparlo. Tras la muerte de ambos en la lucha, ocupa el trono su tío Creonte, un tirano que, con afán de dar ejemplo al pueblo, decide castigar la actitud de Polinices, prohibiendo que se dé sepultura a su cadáver y permitiendo que se pudra a la vista de todos.

Las reacciones de las dos hermanas son contrarias y prototípicas de las dos posiciones habituales frente al poder. Ismena, transigente, miedosa y disciplinada, acata sin más el designio del tirano. Antígona, por el contrario, considera injusto e inmoral el designio de Creonte y se atreve a robar el cadáver y a enterrarlo. Antígona representa el ideal de justicia y de racionalidad. Es la reacción del individuo consciente frente al poder. Creonte, por el contrario, defiende una visión posibilista, realista de la sociedad y del poder. A pesar de que entiende los problemas del ejercicio del poder, acepta asumirlo. Es imposible la coexistencia de ambas posturas y Antígona termina siendo condenada a muerte por su tío. Éste, a su vez, recibe las consecuencias de su decisión sufriendo el suicidio de su hijo, prometido de Antígona, y de su propia mujer.

La puesta en escena que eligen Rubén Ochandiano y Carlos Dorrego es muy libre. El policía que aparece en la obra va caracterizado de payaso, llega montado en un ridículo triciclo y no acierta ni siquiera a elegir la manera de matar a Antígona. La nodriza, magníficamente interpretada por Berta Ojea, es una mujer barbuda. Hemón, el prometido de Antígona, aparece como un boxeador y Creonte lleva puesta una especie de capa o bata y unas gafas de sol de una conocidísima marca. Hay un personaje, que va comentando y casi explicando lo que va ocurriendo en el escenario, pero lo hace en francés. Quienes no sepan este idioma, tienen que seguir la traducción simultánea que aparece encima del escenario, pero sin ver al actor que habla. Me pareció una especie de distanciamiento, similar al que introducía en sus obras Bertold Brecht, tendente a que el espectador se separe emocionalmente de la obra para que intente comprender el mensaje que se quiere transmitir.

El montaje no es demasiado espectacular. Los actores parecen dedicarse sobre todo a la emisión del texto, sin dotar de emoción a sus palabras. En este sentido, no me acabó de convencer Najwa Nimri, a quien a veces me costaba trabajo entender. Esta actitud de centrarse en el texto, mostrándolo un tanto frío, me parece observarla en la mayoría de las obras que he visto últimamente.

A medida que avanza la obra, se va poniendo muy de manifiesto un paralelismo entre lo que se relata en el escenario -déspota, las actitudes de las hermanas en relación con el poder- y la situación que vivimos actualmente en España. Al final, la referencia es clara y la obra termina con el pasodoble “Suspiros de España”.

La obra merece la pena verse. De hecho, yo lo volveré a hacer próximamente.

Buenos días. Intensidad




Creo que hay que procurar vivir con intensidad. Normalmente, la vida es intensa, salvo cuando huimos de ella a causa de cualquiera de los miedos que nos lanzan fuera del mundo. Vivir con intensidad es volcarse en lo que uno hace, es saber lo que uno está haciendo, es tener más o menos claras las razones de por qué debemos hacer lo que hacemos, es saber dotar de generosidad nuestros actos, es sentirse miembro de una colectividad, es estar convencido de que no somos números ni individuos, sino ciudadanos, esto es, personas con derechos y con obligaciones. Vivir con intensidad es, sobre todo, sentirse humano entre los humanos construyendo un mundo que pueda ser reconocido como humano. A ver si hay suerte. Buenos días.

El Calendario de Bautista. 1/3/2013. Mercedes de Acosta




Tal día como hoy de 1893 nació la poeta Mercedes de Acosta. Tienes más información aquí

Mercedes de Acosta tuvo una relación amorosa con Greta Carbo, a quien dedicó el poema que ofrecemos aquí.