Hay circulando por algunos ambientes sociales de izquierda la idea, que tanto gusta a la derecha, de que PP y PSOE son iguales. Esta asimilación, que a mí me parece falsa, lo que hace es desmotivar a ciertos votantes del PSOE con el consiguiente regocijo de la derecha, mucho más pragmática, que no entra a estos juegos porque sabe que no le interesa: simplemente, deja estar estas cosas y se aprovecha de lo disparatado que encierra.
Sin entrar en demasiadas profundidades, hay elementos que nos pueden aclarar por qué PP y PSOE no son iguales.
- Recordemos la actitud del PSOE con el 15 M. El interés, desde el punto de vista del orden público, era el de no provocar para no generar una espiral de violencia. Ya entonces se alzaron voces en el PP que reclamaban una acción contundente de la policía que, en general y salvo el caso de Barcelona, fue rechazada por imprudente.
Ahora, con el PP en el poder, en cuanto han tenido la oportunidad, y ha sido en Valencia, han hecho el intento absurdo de dar un escarmiento haciendo un uso desmedido de la fuerza bruta y sin haber medido ni de lejos las consecuencias de la acción policial. Su desconocimiento de cómo funcionan hoy las manifestaciones, con fotos y vídeos en grandes cantidades por las redes sociales, les deja descolocados y en mala posición.
- El estilo de hacer oposición es sensiblemente distinto. No hay crispación y el PSOE permite que el Gobierno gobierne, pero criticándolo de manera racional, leal y constructiva. Queda esto muy lejos de la actitud del PP que, como si se tratara de un conjunto de adolescentes enfadados, se negaba por principio a todo y daba una imagen lamentable de enfado permanente, como si por naturaleza tuviera que estar siempre en el poder.
- La actitud de Gobierno del PP es, en muchas ocasiones, chulesca, caprichosa, ausente de prudencia, sin que parezca fruto del pensamiento o del conocimiento de sus materias de algunos de sus ministros. Recuérdense las manifestaciones sobre la igualdad de género de la ministra Mato, de la que nunca más se ha sabido, las peregrinas opiniones y decisiones del ministro Wert o los proyectos sui generis del ministro Gallardón. Nunca el Gobierno anterior, pese a sus errores, hizo gala de tanto desconocimiento ni de esa actitud de superioridad con la que se manifiesta el actual.
- Una característica muy llamativa del Gobierno del PP es lo frecuente de sus manifestaciones contradictorias, a veces realizadas por el mismo ministro, o contrarias a la verdad o a los hechos. El vicio de mentir no lo abandonan.
- Da la impresión a veces que el Gobierno del PP gobierna contra el pueblo y como si su interés estuviera en satisfacer los intereses ideológicos y económicos de los sectores sociales cercanos a él. Los aspectos sociales que cuidaba el Gobierno anterior para favorecer a los más necesitados de la sociedad parecen estar ausentes en sus medidas.
- El Gobierno actual maneja los tiempos a su antojo. Adelanta o retrasa las medidas que toma con criterios partidistas en lugar de perseguir una mejor acción de gobierno.
- El Gobierno anterior explicaba mal lo que hacía, pero no jugaba con la información. El actual, aparte de que mienta o que se desdiga de manifestaciones anteriores, lo que hace es no dar información a los ciudadanos. Lo hizo en la campaña electoral y lo sigue haciendo ahora. Parece como si temiera que los ciudadanos conozcan sus planes y vayan a dejar de apoyarles en las próximas elecciones.
- Por lo que vemos del Gobierno actual, si hay que mentir, se miente. Si hay que dar interpretaciones contradictorias, se dan. Si hay que defender posturas imposibles o contrarias a la ley, se defienden. Si hay que hacer renovaciones o cambiar leyes con criterios partidistas o que no favorezcan a la mayoría, se hacen. Es como si ahora el fin justificara los medios.
- La desinformación, la poca visión de futuro y el escaso afán por conseguir una cohesión social es en los casos de algunos ministros muy notoria. Cuando el PSOE llegó al poder daba la impresión de que tenía más pensadas las medidas que iba a tomar.
- En dos meses de gobierno, la sensación de haber viajado hacia atrás un buen número de años es palpable en muchas personas. El Estado del bienestar se ha venido abajo y asuntos como la educación, el aborto, el empleo, la seguridad jurídica o la igualdad no parece que tengan mucho futuro.
Son estas algunas razones por las que entiendo que no es lo mismo el PP que el PSOE. Igualar a los dos partidos es hacerle, con intención o sin ella, un juego bastante burdo a la derecha.