jueves, 1 de diciembre de 2011

Nicanor Parra, premio Cervantes 2011

Un poema de Nicanor Parra (1914), poeta chileno.


Manifiesto

Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos
En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Este es nuestro lenguaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.

Todo estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.
Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos
La poesía de gafas obscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.
Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político
Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es una cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
"Libertad absoluta de expresión".

Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribirían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firma
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.

Los poetas bajaron del Olimpo.



Día contra el SIDA




Contra el SIDA, solidaridad, respeto a los enfermos, evitar la discriminación, comprensión y medidas preventivas. Hay que evitar que se propague dando información eficaz y criticando disparates absurdos, aunque vengan de Iglesias o de donde sea.

martes, 29 de noviembre de 2011

¿Por qué usas las pieles de los animales?



¿Por qué hay personas que se abrigan con ropas fabricadas con pieles de animales? Muchas de estas personas no conocen el sufrimiento atroz que se infringe a los animales para obtener sus pieles. Otras lo saben, pero no tienen la sensibilidad necesaria para condenar estas prácticas. ¿Por qué hay personas que van destrozando la naturaleza, a veces para obtener beneficios y otras porque sí, porque se creen con el derecho a hacerlo? ¿Por qué se ponen en peligro y se eliminan especies por sobreexplotación o por vertidos tóxicos? ¿Por qué sufrimos las consecuencias de un efecto invernadero generado por la actividad humana? ¿Por qué el debilitamiento de la capa de ozono está poniendo en peligro nuestra salud?

Las respuestas a todas estas preguntas son complejas y tienen matices muy variados, pero por debajo de todas ellas late una idea antigua, trasnochada y peligrosa: la de que el humano es el ser más importante de la Naturaleza -el ser más importante de la creación divina, decían los medievales-, el rey del mundo, el ser a cuyo servicio debe estar toda la realidad.

Este antropocentrismo, que tantas vidas de seres de la naturaleza, incluidas las humanas, ha costado, debería ya haber sido criticado y rechazado por las mentes de los seres humanos del siglo XXI. Cualquier ser humano actual, que haya sido educado en un pensamiento racional sano y en una ética ecológica libre de supersticiones y de preceptos religiosos irracionales, debería tener claro que el ser humano es un ser más de la Naturaleza, no el principal ni el más poderoso, sino uno más. Más complejo, si se quiere, con más posibilidades, pero también con más responsabilidades y con más capacidades para actuar sin tener que seguir pautas brutas propias de seres menos dotados que él.

No hay manera de que el ser humano actúe respetando la Naturaleza como no se base en valores culturales como el respeto y la igualdad. El neoliberalismo económico y mental en el que estamos inmersos, muchas veces sin ser conscientes de ello, propone como normal el uso y el abuso de la Naturaleza para obtener beneficios en favor de los usuarios. Una ética humana, ecológica, igualitaria, respetuosa y con un futuro vivible por todos nunca podrá justificar estas prácticas ni considerará al ser humano como el eterno privilegiado de la Naturaleza. Somos uno más entre todos. Todos tenemos derecho a ser.

Si te vuelcas, no te caerás



En la vida hay cosas indemostrables porque superan el alcance de la razón para hacerlo. Vas buscando algo que necesitas, pero no lo encuentras, y si te quedas ahí, te hundes. Hay, no obstante, una posibilidad que resulta paradójica, ilógica, absurda y, además, hay que tener ganas de vivir para probarla. Se trata de que pongas tú antes lo que no encuentras, de que des tú lo que quieres que te den, de que tengas el gesto chocante y altanero de ofrecer tú lo que necesitas. El resultado te sorprenderá, estoy seguro. Si te vuelcas, no te caerás.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Silencios



El silencio lanza hoy sus gritos al aire para quien quiera verlos.

Se verá a leguas de distancia el silencio de Rajoy. No hace ni diez días arrojaba palabras a gritos, con esa imagen de enfado permanente con el que viene expresándose desde hace años. Le interesaba entonces que se le oyera, tenía la necesidad de hacerse presente produciendo ruido, aunque el contenido informativo de sus palabras fuera muy escaso o nulo. Una vez que le dieron el poder, cesó esa necesidad de presencia y ha vuelto ahora a su estado más querido, el de la reclusión lejos de la plebe y abandonando el cuidado de los que le otorgaron su confianza. O sea, que ya tenemos otra vez el Rajoy de siempre. Dicen que se está reuniendo con los que tienen el poder, banqueros y gente así, lo cual es bastante significativo, pero el olvido de los que lo han aupado a donde está también lo es.

Hay otro silencio que también puede resultar ensordecedor. Es el de los impulsores del 15 M. Todo movimiento encaminado a crear conciencia entre los ciudadanos debe ser siempre bienvenido y defendido. Pero, como en todo, las circunstancias están siempre indisolublemente unidas a los hechos y, en consecuencia, no es lo mismo efectuar una crítica feroz de ciertos partidos clave en la sociedad española actual antes de las elecciones que llevarla a cabo después de haber votado. Como algunos veíamos venir, las movilizaciones del 15 M lograron dividir y, en bastantes casos, llevar a la abstención a los votantes de la izquierda, con el consiguiente beneplácito de la derecha, que, muy agradecida, ha recogido los frutos de la maniobra logrando una mayoría absoluta.

Ya pasaron las elecciones y tenemos ahora un futuro presidente del Gobierno que está recluido en sus habitaciones sin dirigir una palabra ni al pueblo ni a sus votantes sobre los planes de gobierno que tiene, si es que los tiene. Porque una de las posibles interpretaciones de este silencio es que no tiene los deberes hechos, que no tiene ningún plan previsto y que en la campaña electoral no dijo nada concreto porque no tenía nada concreto que decir.

Y este debería ser el momento en el que el 15 M saliera a la calle a crear conciencia crítica entre los ciudadanos. Tendrían, al menos en teoría, cuatro años para hacerlo y para que en las próximas elecciones los ciudadanos fueran sabiendo lo que fuera. Pero por lo que se ve están callados. Aquí nadie habla nada y el silencio puede convertirse de un momento a otro en un grito de no se sabe qué.

Estupidez




La estupidez siempre va disfrazada.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Mundo



El viejo cree que sólo hay un mundo posible.

El joven cree que es imposible seguir con este mundo.

Contra la violencia de género, igualdad.


Hoy es un día para recordar que hay que erradicar la violencia contra las mujeres. Muchos son los frentes en los que hay que luchar, pero el más útil -y el más difícil- quizás sea el de la educación. Me refiero a la educación de los jóvenes, pero también a la de todos los ciudadanos. Cualquier persona debe ocuparse durante toda su vida de educarse constantemente si quiere llegar a convertirse en un ser humano.

Y vivir de una manera educada consiste en intentar hacer reales en la sociedad los valores que se consideran importantes. Entre estos, creo que uno de los más necesarios y de los más humanos es el de la igualdad.

El principio de igualdad, que dice que “todos somos diferentes, pero iguales”, debería estar en la base de nuestras ideas y de nuestros comportamientos. Todos somos diferentes, esto es, tenemos un físico diferentes, pensamos de manera diferente y vivimos de una forma diferente, pero, a pesar de eso, todos tenemos los mismos derechos, todos somos personas, todos somos iguales. Cualquier pensamiento o cualquier actuación nuestra deberían estar impregnados de este principio.

Y, siendo realista, en nuestra sociedad el mayor foco de discriminación, de trato diferente al otro, es el machismo. Hay hombres que tienen mucho interés en sentirse superiores a las mujeres, pero sólo por el hecho de ser hombre. Puede que sea un zoquete bárbaro, pero, como es hombre, se cree estúpidamente suprior a las mujeres. Normalmente el machista es un ser humanamente débil, posiblemente bruto, pero que intenta salvar su poca humanidad tratando con brutalidad a las mujeres, para creerse así él mismo que es superior. El machista siempre tiene mucho interés en serlo, porque lo que busca es servirse de la mujer.

Hay mujeres que, lamentablemente, les siguen el juego a los machistas y pierden su dignidad asumiendo la inferioridad que el machista quiere que ejerzan. Son mujeres que puede que arrastren problemas económicos, por no haber estudiado o no tener una profesión o un trabajo, o que su nivel cultural les haga asumir sin problemas ese rol secundario que el machista le quiere endosar. Tienen que saber esas mujeres, y convencerse de ello, que son seres humanos, personas con las misma dignidad, el mismo valor que los hombres, y que no deben soportar un trato vejatorio e impropio de un ser humano. Seguramente toda la propaganda que se haga para tener alerta a estas mujeres en riesgo sea poca. Por eso hay que insistir y avisar de cómo actúa el machista, para tratar de evitar que estas mujeres caigan en las redes de la brutalidad machista.

No olvidemos nunca el principio de igualdad: Todos somos diferentes, pero iguales.