jueves, 10 de junio de 2010

Olvido



Los contertulios de las tabernas suelen olvidar que mientras las izquierdas se ocupan de descubrir exquisitas y chatas razones metafísicas, ignorando las consecuencias de su puesta en práctica, las derechas siempre van a votar.


miércoles, 9 de junio de 2010

Sujetador



Creo que hubo sintonía, sentimientos comunes, afectos que iban y venían. Fui capaz de decirles que los quería, pero también de echarles más de una bronca. Hacían brotar la desesperación cuando les preguntaba algo y respondían con el silencio colectivo, alguna que otra vez roto con fortuna por quien había estudiado o por quien recordaba algo de lo que habíamos visto. Muchas veces los cursos son lo contrario de los días, que amanecen al final y se pasan, en cambio, durmiendo la noche muchos meses. Todos estos meses yo me los pasaba preguntando y los alumnos de 2º de Bachillerato mostrándome con mucha cordialidad que no tenían ninguna respuesta certera para lo que les preguntaba.

Un día, cuando la desesperación me llegaba ya al nivel de la garganta, les dije que se me estaba cayendo el alma a los pies. Como las gotas de humor son más efectivas que las del vinagre, les añadí que para evitar que se me cayera al suelo, iba a comprarme un sujetador para el alma. La broma la repetí en varias ocasiones y logré que se dieran cuenta de que no sabían lo que tenían que saber, pero no que pusieran lo necesario para lograr la sabiduría. Llegó, al fin, la amanecida del final de curso y la subida del nivel de conocimientos hizo que una corriente de optimismo subiera con fuerza desde el suelo hacia las alturas de la esperanza y que el alma, que andaba en caída libre, se mantuviera en el camino a una cota prudente, eso sí, sin necesidad de haber usado el alivio de ningún sujetador.

Con el curso acabado empezaron las despedidas. No pude asistir a lo que llaman la graduación, cosa que sentí antes de que ocurriera, pero de lo que me alegré mucho después. Al día siguiente fuimos a cenar y allí tuvieron la gentileza de repetirme los trozos de su discurso que habían pronunciado el día anterior y que se referían a mi persona. Hicieron algunas referencias llenas de gracia a cosas que yo había dicho en clase y, lógicamente, sacaron a relucir que se me caía a veces el alma a los pies. Pero, dicho lo cual, y ante mi sorpresa inevitable, sacaron de algún lugar en el que lo tenían escondido un hermosamente feo sujetador verde, con las copas forradas con encaje blanco, en una de las cuales había una inscripción que decía:
“Sujetador para el alma”
Sentí, simbolizado en aquel artefacto, el cariño que se había fraguado en todos los años en los que hemos estado juntos, y eso me llenó de emoción. Enseguida me imaginé la situación que se habría creado el día anterior, en la graduación, si me llegan a hacer entrega del sujetador delante de padres, colegas, compañeros y del resto de la concurrencia. Así que les dije con todo cariño que lo suyo empezaba por “Ca” y acababa en “azos”.

Como era de esperar, me pidieron que me lo pusiera, olvidándose de que era para el alma e intentando que me lo pusiera como si lo usara para lo que estaba pensado, esto es, en el pecho. Me acordé de todas las redes sociales, de todos los blogs y del malvado que inventó Internet. ¿Cómo iba yo a exponerme a la nube de cámaras expectantes que intentaban inmortalizar la imagen? Se me ocurrió recordar que alma viene de “anima” y que esta del alma fue una de las primeras ocurrencias míticas que se dieron en la historia de la humanidad para explicar por qué una persona viva se movía y, en cambio, no lo hacía cuando estaba muerta. Y yo, si me siento, estoy quizás menos vivo que si me levanto, luego las posaderas deben ser un elemento importante para simbolizar el alma. Pensé también en la evolución, en cómo el indudable atractivo que suponen para los hombres los pechos de la mujer son la sustitución bípeda de la emoción que producía, cuando andábamos a cuatro patas, el trasero de quien estaba delante. Así que rápidamente asocié el alma con el culo, me instalé allí el sujetador y dejé que me fotografiaran de espaldas.

Pese al apuro de la pose, me gustó la ocurrencia. Lo guardaré con cariño y lo enseñaré cada vez que pueda. Y, lo que es más importante, me acordaré de él cuando se me baje el alma a los pies para tener presente que, por debajo de los roles que desempeñamos en la vida, hay siempre un poso de humanidad que aflora en cualquier momento.

Gracias, alumnos. Gracias, amigos.


martes, 8 de junio de 2010

Huelga


Con independencia de razonamientos macroeconómicos o microeconómicos, de si la crisis es global o no, de si es básicamente financiera, de si el responsable absoluto de la misma es Zapatero o son los mercados internacionales, de si el problema que vivimos es político o económico, no voy a participar en la huelga de hoy. Sobre todo, porque en las épocas malas nunca he entendido que un funcionario sea el más indicado para hacer una huelga, y porque esta huelga va a ser interpretada como una protesta contra el gobierno socialista de Zapatero y a favor de su hipotética alternativa, el PP. Este partido está integrado por los defensores de la insaciable ideología neoliberal que originaron esta crisis, por gentes que tienen una necesidad patológica y excesivamente interesada de poder y que son partidarios fervientes del “todo vale” con tal de que manden ellos. ¿Alguien cree que si gobernaran ellos no hubiesen tomado medidas aún más duras? Somos miembros de la Unión Económica Europea y en toda Europa se están tomando medidas y ajustes parecidos, incluso después de que lo haya hecho el que siempre improvisa. No veo en Europa reacciones del tipo de la española. Cuando hay que elegir entre lo malo y lo peor, yo no voy a hacer nada para que lo peor salga fortalecido. Ni ética ni políticamente encuentro razones para ir hoy a la huelga. Así que a trabajar.

De todas formas, la situación es tan sumamente compleja y mi opción tan llena de dudas y oscuridades que no quiero dar a entender que mi postura es ajena a la dura situación que vivimos. Sobre todo, la que viven los no funcionarios.

Ablación / 2

lunes, 7 de junio de 2010

gilipollas



Aparte de las consecuencias de lo que haga, lo que más me molesta del gilipollas es la irremediable y casi constante necesidad que tiene de demostrar que lo es, además de la inconsciencia con que se manifiesta.


jueves, 3 de junio de 2010

Lo que echo en falta


Miro y echo en falta el sosiego de la mirada limpia, de la buena voluntad, del análisis sosegado de los problemas, de la comprensión mutua, de la ausencia de miedo, de la carencia de gritos, del reposo, de las sonrisas abundantes, del gozo con lo pequeño, del detalle frecuente, del disfrute de la música, de la conversación tranquila y pensante, del ritmo cadencioso de la bondad, de la contemplación placentera de la belleza… Echo en falta un estilo humano en la vida. En la tuya y en la mía.


miércoles, 2 de junio de 2010

Panorama intelectual



Mañana es fiesta en la Comunidad de Madrid. Se “celebra” la festividad del Corpus Christi, de tan hondo significado para todos los habitantes madrileños. Hace pocos días las autoridades correspondientes no permitían a una chica marroquí ir a clase con un pañuelo en la cabeza. Incluso la máxima autoridad civil de la Comunidad se mostraba de acuerdo con tal medida. Ahora, en cambio, musulmanes, hindúes, ateos, agnósticos y gentes de cualquier religión o de ninguna tienen que “celebrar” una festividad cristiana situada en mitad de la semana y sin que ninguno de ellos sepa, posiblemente, lo que quiere decir tan, al parecer, importante conmemoración. Esto sí está justificado porque le da la gana al poder. Lo otro, no.

Ayer tuve que explicar en clase qué era el integrismo, concepto de origen católico que expresa la actitud de intentar transmitir a lo largo de la historia y sin que le afecte ningún tipo de cambio un mensaje íntegro, idéntico al original, normalmente de corte religioso. Puse como ejemplo, para que lo entendieran, la postura actual de la Iglesia católica oficial en relación con la prohibición del uso de cualquier método anticonceptivo. Tal posición la justifica la superioridad católica con argumentos de Santo Tomás de Aquino, quien en el siglo XIII ideó lo que hoy constituye la mayor parte del “pensamiento” ético católico. El sector integrista de la Iglesia intenta transmitir íntegro ese mensaje, sin que las circunstancias actuales, tan distintas de las del siglo XIII, puedan hacer cambiar dicho mensaje. Una alumna, a la que valoro mucho, pero que debe tener alguna idea intransigente en la cabeza, me echó en cara que estaba insultando a la Iglesia Católica. No es que moleste la crítica, es que ya molesta hasta la historia.

No cabe duda de que el panorama que se ve es para preocuparse.