Le he dicho a una persona, que lo estaba pasando mal, que se quisiera mucho. No me acaba de convencer decir esta expresión, porque puede entenderse como que se vuelva egoísta y se olvide de lo que le ocurre a los demás. Ese es el riesgo, pero no voy por ahí. Yo mismo he tenido que quererme más de la cuenta durante un período de tiempo y comprendo lo que en determinados momentos se puede necesitar. Hay veces en las que no te pasa nada grave, pero te entra una especie de pereza vital, de hartura, de cansancio existencial, de estar hasta los bordes, de vivencia de que todo es difícil, que te hace imposible salir de ti. Nadie, por otra parte, se interesa por saber cómo estás. Y los inconvenientes y las situaciones difíciles llenan tu tiempo. Son esos los momentos en los que hay que quererse, no para huir del mundo, sino para poder volver a él en mejores condiciones.
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