Habría que prepararse para que cuando
lleguemos a una edad avanzada, no nos convirtamos en un incordio para
nadie. Deberíamos saber cuándo hay que dejar de querer mandar y
cuándo hay que retirarse a un segundo plano, con un mundo propio,
pero sin que ese mundo inunde la vida de nadie. Habría que
prepararse para ser un anciano sano.
Buenas noches.
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