domingo, 3 de abril de 2016

Buenas noches. Desnudez



Ellos y ellas, amigos, conocidos e invitados, acudieron, como  cada tarde, a la playa y allí, con la naturalidad que brota de una concepción alegre de la vida, se quitaron la ropa y ofrecieron sus cuerpos al Sol. Quedaron visibles, mirables, como si fueran una sola carne de la que formaban parte todos ellos y todas ellas. La desnudez compartida crea unas peculiares relaciones entre las personas que difícilmente se puede obtener en otras situaciones.

Estos otros y estas otras no quedaron en ningún lugar común para desnudar sus cuerpos. Cada cual tenía su particular espacio en el que vivía su propia vida. Lo que les unía era el deseo y la necesidad de desnudar sus mentes, de sacar al aire sus vivencias, de que la luz incidiera en sus ideas, en sus sueños y en sus temores, de compartir lo más personal de sus vidas, para no esconder inútilmente nada dentro y por si tal desvelamiento le servía a alguien.


Cuando alguno faltaba a la cita a la cita frecuente con la desnudez, los demás tenían la vivencia profunda de que algo de todos faltaba. 

Buenas noches.

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