Tal día como hoy de 1752 murió Joseph Butler.
Tienes más información aquí.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
Lo ideal. Lo sano. Lo bueno. Lo justo. Lo deseable. Todo eso sería que, desde el nacimiento hasta que un ser humano alcanzara su madurez, sintiera en lo profundo de su vida que alguna persona, al menos, se preocupara por que fuese feliz. Y, también, por que se diera cuenta de que el sentido de la vida no se encuentra acaparando cosas sin límites, ni bajando al pozo del egoísmo, ni ensanchando la mancha de la codicia, ni practicando el bruto vicio del odio, ni impregnando la vida de ignorancia, sino mirando esa lejana luz que se enciende cuando procuramos hacer felices a todas las personas que nuestra limitada humanidad nos permite.
No puede haber democracia sin que los ciudadanos cumplan las leyes aprobadas en los diversos Parlamentos. Además, cualquier ciudadano que tenga alguna responsabilidad pública, por pequeña que sea, no solo debe cumplir la ley, sino que debe hacer que las leyes se cumplan.
El desprecio por las leyes y el afán de que cada uno haga lo que le dé la gana -eso que alguna portadora del síndrome de la ignorancia permanente y sus interesados súbditos llaman libertad- es lo que está convirtiendo a España en un país cada día más inculto, y a su sociedad en fascista, aunque parte de sus miembros solo se enterarán cuando les lleguen las consecuencias. Ahora están alegremente tomando cañas y estropeándose la mente con la televisión.
Hoy es el aniversario de la muerte de mi madre. No voy a poner aquí ningún sentimiento personal, ni ningún recuerdo. Son asuntos privados y personales, y no le importan a nadie. Esto no es Telecinco. Quiero solo hacer una breve reflexión sobre la muerte.
La muerte forma parte de la vida, de la misma manera que la contraportada, la última parte del libro, forma parte de él, dándole cohesión a su estructura y facilitando su lectura.
La muerte es inevitable y universal. No hay, por tanto que temer pensar en ella, sino intentar asumirla y aceptarla, buscándole su función positiva, que la tiene.
Imagínate que no nos fuéramos a morir. ¿Habría algún motivo que nos impulsara a hacer algo hoy, cuando tendríamos toda la eternidad por delante para hacerlo? Si la muerte no existiera, no haríamos nada, la vida sería un aburrimiento constante y nuestras mentes estarían desérticas, dormidas, prácticamente “muertas”.
La existencia indudable de la muerte, de tu muerte y de la mía, nos debe dar ganas de vivir a fondo cada día, nos debe suministrar una urgencia por vivir cada instante, nos debe hacer aprender a integrar el presente y el futuro en un proyecto vital que tenemos que poner en marcha ya.
La muerte es la fuente de la vida. La vida no es un pasatiempo, sino el intento consciente, urgente y decidido de construir una existencia humana en el tiempo, antes de que este se acabe.
La muerte manda a este mundo sus adelantados: los malos, los ignorantes, los golfos, los egoístas, los gilipollas, los violentos, los discriminadores, los mentirosos y todos los que huyen de una vida humana y sana y se refugian en una brutalidad que impide que la vida crezca son enviados de la muerte. Ellos nos deben hacer ver una vida mejor.
Solo quiero sugerirte que no te duermas, que vivas, que le ganes a la muerte veinticuatro horas cada día.
"La raíz del mal está en la ignorancia, el egoísmo, la codicia" dice Emilio Lledó en esta entrevista que se publicó en Lecturas sumergidas y que puedes leer aquí.