Ángel Guinda es un luchador por
la vida y un vividor de esa lucha. Nunca se conforma con la realidad,
porque para él vivir la realidad es aceptar de ella sólo sus propias
leyes, que son las del cambio, las de la continua evolución, las de
la lucha por su mejora. “Escribo contra la realidad, no sobre la
realidad”, nos tiene dicho.
La vida de Ángel Guinda no
tiene sentido sin la poesía ni su poesía tiene sentido sin la vida.
La vida, lo que más le gusta al ser humano Ángel Guinda,
está siempre por descubrir, por comprender -ya que no por entender-,
por encajar siquiera tímidamente en algún esquema mental. La poesía
es una de las armas más poderosas que hemos inventado para
sobrevivir en este duro proceso de vivirnos como seres humanos, de
construirnos como seres vivos.
Ángel Guinda domina los mimbres
de esta poesía que sirve para vivir. Son mimbres unas veces
trágicos, otras, más amables, casi siempre, dolorosos, porque Ángel
Guinda escribe con sangre, con semen, con lágrimas, con vino,
con todo lo que chorrea por el cuerpo cuando se sufre o cuando, en
esos ratos milagrosos, se es feliz. La celebrada honradez del poeta
Ángel Guinda yo la entiendo como que la poesía de un poeta
de la vida se parece a la propia vida.
Ayer asistí a la presentación de
“Catedral de la Noche”, el nuevo libro de Ángel
Guinda, en la Sala Clamores, de
Madrid. Está publicado por Olifante, Ediciones de poesía,
la marca editorial de Trinidad Ruiz Marcellán, presente en el
acto, junto con Pilar Bastardés, Charo Huerga, Manuele
Masini, Agustín Porras, Bolo y algunos amigos más.
El acto estuvo emotivo y distraído,
como siempre que el poeta presenta algún libro suyo. Esta vez el
tema aparente era la noche. Yo creo que la noche aparece aquí como
metáfora, como el símbolo de la muerte en la vida, como la señal
del acabamiento, pero también como el estado que da paso a la luz,
como el momento del pensar y del sentir. La poesía de Ángel
Guinda es poesía para pensar y para sentir. No sé si toda
poesía es así, pero esta invita a hacerlo con facilidad.
Sólo un poeta bueno y un ser humano
bueno pueden hablar poéticamente de todas las adversidades y las
limitaciones que adornan trágicamente la vida, ese trayecto siempre
coronado por la muerte, esa noche del día de la vida. Ángel
Guinda es ambas cosas. Y creo que “Catedral de la Noche”
es para leerlo con calma y varias veces.
Durante el acto se presentó el vídeo "Cruce de caminos", de David Francisco, con textos de Ángel Guinda.
Dejo aquí una muestra de "Catedral de la Noche".
AQUÍ ESTUVO LA NOCHE
Aquí, donde está el día
estrepitoso en pájaros e insectos,
con luz desaforada
como la floración de los almendros,
aquí estuvo la noche:
indescifrable
sarcófago escoltado
por la tartamudez de las lucernas.
Aquí estuvo la noche
y volverá.