Tal día como hoy de 1877 nació la aventurera Isabelle Eberhardt.
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El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
domingo, 17 de febrero de 2013
Buenos días. Aficiones
Las aficiones juegan en la vida
concreta de cada uno un papel mucho más importante del que creemos.
Suelen ser una fuente de placeres y de desarrollo personal que no
deberíamos desdeñar. Quien no tiene aficiones se suele refugiar en
los sustitutivos que nos ofrece la sociedad para adocenarnos y
adormecernos, como la televisión, el fútbol y demás. Creo que
andar con buenas aficiones ayuda a que suba la calidad de nuestra
vida y que sería bueno abrir lo más posible el abanico y la variedad de ellas.
sábado, 16 de febrero de 2013
Buenos días. Derechas e izquierdas
Hay muchas personas de derechas -de las
que se reconocen como tal y de las que, siendo de derechas, se creen
que son de izquierdas- que defienden que han caído las ideologías,
que ya todas son iguales y que es, por tanto, lo mismo votar a un
partido que a otro. O no votar, que es el verdadero objetivo de esta
maniobra. Cierta izquierda, siempre tan exigente y tan delicada, se
desmoviliza pronto y se apunta fácilmente a esas simplezas tan
peligrosas de que todos son iguales y consignas similares escasamente
pensadas. Con esta maniobra de decir que el sistema ha caído -ya lo
defendía el franquismo-, de que da lo mismo una cosa que otra -se lo
he oído decir a algunos como si fuera el gran descubrimiento del
siglo- y que, hagas lo que hagas, no hay remedio, se le sigue
entregando el poder a la derecha -que vota siempre, porque tiene
mucho que defender- y, con tanta abstención, se va construyendo un
camino muy eficaz para que venga el dictador de turno a salvar el
país, sometiéndolo a sus designios. Este es uno de los negros
nubarrones que tenemos encima y que parece que nadie quiere alejar.
Es cierto que en cuando a la producción
de bienes, la derecha y la izquierda se sitúan dentro del marco del
capitalismo, si bien éste puede ser interpretado de manera más o
menos salvaje. Pero en lo que se refiere a la distribución de la
riqueza y a las políticas sociales, las diferencias entre la derecha
y la izquierda son tan evidentes que quien no quiera verlas podría
ser tachado sin posibilidad de error de ciego voluntario.
Pero hay una diferencia entre ambas
formas de entender la vida y el mundo que se está poniendo estos
días de manifiesto, a mi juicio, con bastante claridad. Me refiero a
las relaciones internas entre los miembros de los grupos políticos y
al tratamiento que se les da cuando expresan sus opiniones en
público.
Los políticos de la derecha suelen apoyarse entre sí, no
sé si porque les interesa o para fortalecer sus propuestas. Al
final, como son fundamentalmente individualistas, acaban siempre mal,
enfrentados entre sí y sacando al aire sus vergüenzas, pero, en
principio, trabajan en común y dan la impresión de pertenecer al
mismo grupo. En cambio, en cuanto en la izquierda sale una persona
nueva, o hace en público alguna crítica -eso que es tan de
izquierdas y que la derecha nunca hará- o se atreve a hacer alguna
propuesta novedosa, cae sobre ella el peso de la sospecha, de la
desconfianza y de las interpretaciones tendenciosas de lo que ha
dicho y de por qué lo ha dicho. Es como si lo nuevo, lo distinto o
lo atrevido no tuvieran cabida en la izquierda de este país y
cualquiera tuviera que pagar sin compasión su osadía de expresar en
público sus opiniones críticas. Los casos de Beatriz Talegón y de
Alberto Garzón son suficientemente ilustrativos de lo que quiero
decir. Convendría que nos fijáramos en el funcionamiento interno de
los partidos en otros países y ver un poco de lo que ocurre
allí. Las críticas que le hacen a Cameron en el parlamento británico podrían servir, quizás, de ejemplo.
El calendario de Bautista. 16/2/2013. Angela Carter
viernes, 15 de febrero de 2013
Buenos días. Esfuerzo
Malos tiempos para lo que requiere
esfuerzo. La tentación de lo fácil, lo cómodo, lo inmediato, lo
que me apetece ahora mismo, lo que hacen todos es enorme. Y, sin
embargo, lo que merece de verdad la pena normalmente requiere
esfuerzo. Posiblemente lo que ocurra es que nos conformamos con
cualquier cosa o que hemos perdido la paciencia o que no tenemos
desarrollada la sensibilidad suficiente para distinguir lo que vale
de lo que no vale. No sé. Pero esto deberíamos planteárnoslo,
porque está en juego nuestro estilo de vida y nuestra propia vida.
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