domingo, 8 de enero de 2012

Regalos



Supongo que te habrán regalado algo en estas fiestas. Lo normal es que un regalo se entienda como una muestra de generosidad de alguien que te dona algo para que seas más feliz con eso que te donan. Sin embargo, déjame que sea un poco malo y que ponga en tela de juicio esta visión de los regalos.

Creo que no todos los regalos son expresiones de generosidad. Hay veces que son la excusa para que el que regala se sienta importante haciendo un buen regalo y afiance así su personalidad. Otras veces no son tanto formas de contribuir a la felicidad de quien recibe el regalo, sino maneras de quedar bien ante él o de imponerle algo que el que regala se empeña en que la otra persona tenga. En ocasiones son también motivos para provocar el agradecimiento del regalado e, incluso, he visto a alguna persona sentirse víctima por lo mucho que regala y lo poco que recibe.

Lo que más veces he observado, incluso en mí, es que no pensamos en lo que le podría gustar a la persona que va a recibir el regalo, sino en lo que me gusta a mí.

También a la generosidad le gusta mucho disfrazarse.

Paul Motian

miércoles, 4 de enero de 2012

La verdad



Prefiero no estar nunca en posesión de la verdad. No sé muy bien en qué pueda consistir la verdad, pero, en todo caso, no creo que existan muchas verdades, prefiero tener una opinión razonada que pueda ofrecer un grado suficiente de certeza. Esto me parece más humano, me hace estar más abierto a las opiniones de los otros y me producirá menos conflictos con los demás.

martes, 3 de enero de 2012

La situación de la mujer ¿en Libia?

Este post fue publicado en este blog el 21-9-2011, pero me parece interesante volver a leerlo ahora.


Totografía tomada de El País


El lunes 19 de septiembre de 2011, el diario El País publicó un texto firmado por Francisco Peregil tuitulado La revolución pendiente de Libia. Puedes consultarlo aquí. Yo quiero entresacar algunas frases citadas en él porque dan una visión espeluznante de lo que significa ser mujer en ese país, pero también del peligro que tienen los regímenes que usan la censura y los recortes de derechos en cualquier parte del mundo.
Estas son frases de mujeres libias hablando de lo que están viviendo ahora mismo.
“Respeto. Esa es la palabra que más se oye estos días en la boca de muchas mujeres libias.”
La sonrisa es la mayor muestra que puede dar una persona de que tiene ganas de vivir, pero…
"Mi problema es que sonrío mucho y los hombres pueden pensar que quiero algo con ellos", comenta Ibtihal el Mgeri, de 21 años. "Tengo que esforzarme siempre en mantenerme seria para que no se malinterpreten mis intenciones".
"No te preocupes, tú hazte la seria ahora y cuando te cases ya podrás reírte todo lo que quieras".
Si no se cumplen los derechos humanos, no puedes ser persona.
"Las mujeres aquí no teníamos derechos. Toda la gente hablaba por nosotras, pero no podíamos decidir. A mí me echaron de la universidad donde estudiaba Turismo porque dije que Trípoli era una ciudad que debería cuidar mejor su patrimonio y limpiar sus calles".
La vida de una persona a la que le quitan sus derechos es asfixiante.
"Tengo una amiga que cuando ya no puede más en su casa se monta en cualquier taxi y pide que le den una vuelta por la ciudad. Simplemente, para respirar"
El machismo empapa la vida concreta de todos. Pero el machismo discrimina a las mujeres y les hace sufrir un trato desigual al que reciben los hombres. En sí mismo, el machismo es injusto.
"Aquí a la mujer se la empieza a respetar cuando tiene un hijo, no una hija. Cuando vine de Canadá a los 16 años mi madre me decía que saliera a la calle con mi hermano de cinco años. Y yo me reía, porque él no iba a impedir que nadie me violase. Pero cuando la gente empezó a llamar a casa diciendo que me habían visto en el coche por la ciudad, mis padres les callaban la boca diciéndoles: 'iba con el hermano".
El machismo genera violencia de varios tipos. En un clima de violencia es muy difícil tomar conciencia de lo que se está viviendo. Una mujer con miedo y sin educación asume fácilmente el machismo como lo natural. Despertarla, hacer que critique su vida y que tome conciencia de lo que están haciendo con ella resulta muy difícil.
"En Libia, una de cada tres mujeres, según la ONU, ha sido golpeada o violada o se ha abusado de ellas. Y muchas no saben siquiera que eso está mal. Si vas a contarle a otra mujer que tu marido te ha pegado te dirá que es por tu culpa.
El futuro no parece muy halagüeño para estas mujeres.
“Gadafi puso a los hombres en una situación degradante y ellos, para sentirse superiores, degradaban aún más a la mujer. Mi madre me enseñaba fotos de ella, cuando vivía el rey, en las que iba con falda por las rodillas en Trípoli y en la calle nadie te decía nada. Gadafi trajo la cultura del irrespeto.”
“Me temo que el presidente Abdel Yalil tiene miedo de los radicales religiosos. Y ellos no quieren a las mujeres. Pretenden que sigamos haciendo las mismas labores de siempre: enseñar en las escuelas y cuidar a los pobres, que es lo que hago yo.”
La religión se pone siempre del lado del hombre. Las religiones, en general, siempre actúan así. En cualquier momento sacan a la luz sus actitudes retrógradas y hacen que las mujeres pasen por el aro de lo que dicen los clérigos, todos hombres, todos machistas. Dice el periodista con un toque de trágico realismo:
“En el mismo discurso público donde el presidente prometió un país con ministras y embajadoras, Mustafá Abdel Yalil anunció que la base jurídica del país iba a ser la sharía, o ley islámica. En principio, la implantación de este código basado en el Corán, implica para las mujeres la prohibición de actos como fumar o viajar sin la compañía de un hombre en distancias largas. A excepción de Farida y Nahla, todas las mujeres consultadas en este artículo se mostraron a favor de la sharía.”


The Horrors