jueves, 17 de febrero de 2011

Discutiendo sobre los hechos




En este país absurdo que se empeñan algunos en construir, o hay contaminación o no la hay. Lo que convierte a ciertos personajes en estúpidos es el que se dediquen a discutir sobre si la hay o no la hay. Ya lo decía Adolfo Suárez: aquí se discuten hasta los hechos. Te acercas a Madrid en el autobús, observas la nube de mierda residual instalada sobre la ciudad, oyes por la radio que el aire que respiramos es el más limpio de los últimos diez años y no se entiende que no pase nada, que nadie dimita, que nadie proteste cuando está en juego la vida de todos. Alguna enfermedad mental y moral no está atacando.

martes, 15 de febrero de 2011

Maltrato animal



Lee, por favor, el espeluznante artículo que aparece en el blog Karismal.es sobre el maltrato que ha sufrido un perro. Cuesta trabajo pensar que haya gente tan degenerada por ahí suelta. Es tremendo.

Drogas




Hay periódicos que parecen drogas: los lees y alucinas.

lunes, 14 de febrero de 2011

Matar al padre


Hay que matar al padre. O a la madre. Quiere decir que para que logres ser tú, para que consigas ser autónomo/a, tienes que criticar el modelo que te transmitieron, ver si te vale o no a ti y decidir lo que tú vas a ser. Y cortar los lazos que te paralizan, que te impieden volar.

No todo el mundo mata al padre o a la madre. Muchos se limitan a reproducir el esquema que han mamado. Lo que hacen es agrandar el error en unas circunstancias, además, muy diferentes.

No por matar a los padres hay que dejar de quererlos.

Cuando seas padre o madre, procura no imponer tus modelos. Ayuda a que tus hijos encuentren el suyo, aunque no te guste. ¿Quién eres tú para que te guste o no su modelo?

Seas padre, madre, hijo o hija, procura dejar vivir. Que tu muerte sea lo más suave posible.

viernes, 11 de febrero de 2011

Contradicciones





No entiendo cómo un obrero puede votar a la derecha, pero me gustaría saber por qué lo hace.

No entiendo cómo una mujer puede estar en contra de las políticas de igualdad, pero gustaría saber por qué lo está.

No entiendo cómo un pobre puede estar del lado de los ricos, pero me gustaría saber por qué se sitúa en ese lugar.

No entiendo cómo un ser humano puede luchar contra sí mismo y me gustaría saber qué entiende por vivir.

jueves, 10 de febrero de 2011

Más miedo





Vengo de hablar con unas señoras que se dedican a arreglar ropas, subir los dobladillos y pegar cremalleras. Los pobres nunca acudieron a estos sitios, sino la clase media y la alta. Hace algún tiempo tenían mucho trabajo, pero ahora escasea. Hace unos meses hablé con la dueña de una tienda de muebles de una ciudad de provincias. El negocio le va mal. Dicen que los que podrían ser sus clientes tienen dinero, pero también tienen miedo. Los que lo ven todo negro, los que están interesados en que la crisis dure hasta que ellos lleguen al poder les han metido miedo en la mente. Si no se venden muebles, peligra la tienda, peligran los fabricantes y los transportistas y todos los que están alrededor del producto final. No sé si los que están enfriando la economía a través del miedo ni los fanáticos, que siempre están a favor de lo mismo y en contra de los mismos, saben lo que hacen. El arma es el miedo. Y los destinatarios, los débiles.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Pensamiento de grupo.




En el artículo de Rosa Montero titulado Este cuerpo nuestro que nos mata, en el que comenta un interesante libro de David Owen titulado En el poder y en la enfermedad, leo la definición de lo que en Psicología se denomina pensamiento de grupo. Me parece un concepto muy útil para conocer y desenmascarar a esas pandillas de personas débiles, pesadas, molestas y peligrosas que te puedes encontrar en cualquier lugar en el que estés. El pensamiento de grupo consiste en que un pequeño grupo se cierra sobre sí mismo, jalea enfervorecidamente las opiniones propias, demoniza cualquier opinión ajena y desdeña todo dato que contradiga sus prejuicios.

Que no te encuentres nunca con esto.

martes, 8 de febrero de 2011

Vienen, pero no les gusta la libertad

Hay a quienes les molesta profundamente la libertad, pese a lo cual están en la plaza pública pidiendo votos, y la gente se los da. No toleran la libertad del periodista que pregunta lo que considera oportuno. Estos liberticidas quieren que los periodistas pregunten lo que ellos quieren que pregunten y ya contestarán, lógicamente, lo que les dé la gana. Y los votan. Si por ellos fuera, estos depravados eliminarían cualquier profesión o, mejor, cualquier profesional que no se pareciera a una máquina programada por ellos. Y la gente los vota. Son una fábrica de engaños, pero los votan encantados sin darse cuenta de lo que se tragan. Ven una neurona en movimiento y se asustan. Por eso llevan siempre el spray neuronicida escondido en la manga.

Hace falta una cierta distancia para poder oler la mierda.