jueves, 10 de febrero de 2011

Más miedo





Vengo de hablar con unas señoras que se dedican a arreglar ropas, subir los dobladillos y pegar cremalleras. Los pobres nunca acudieron a estos sitios, sino la clase media y la alta. Hace algún tiempo tenían mucho trabajo, pero ahora escasea. Hace unos meses hablé con la dueña de una tienda de muebles de una ciudad de provincias. El negocio le va mal. Dicen que los que podrían ser sus clientes tienen dinero, pero también tienen miedo. Los que lo ven todo negro, los que están interesados en que la crisis dure hasta que ellos lleguen al poder les han metido miedo en la mente. Si no se venden muebles, peligra la tienda, peligran los fabricantes y los transportistas y todos los que están alrededor del producto final. No sé si los que están enfriando la economía a través del miedo ni los fanáticos, que siempre están a favor de lo mismo y en contra de los mismos, saben lo que hacen. El arma es el miedo. Y los destinatarios, los débiles.

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