La niebla ciega tus ojos. No es el humo del tabaco ni el vapor de la fábrica en donde crees ingenuamente que te vas a hacer rico. Es el hedor que sale de la putrefacción que están produciendo la mentira, la insolencia, la falta de respeto, la inoculación del odio, el pisoteo de lo social, de lo común, el cinismo de echar la culpa a los otros para tapar las culpas propias, la desvergüenza de ocultar las propias razones inconfesables porque en vez de razones son intereses. Toda esa mierda esparcida por todas partes está produciendo una niebla blanquecina y pegajosa que te está cegando y te está confundiendo.
Busca un origen de paz, en donde lo que brille sea lo humano, y no pierdas la senda de lo visible. De lo que puede ser visible por todos.
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