miércoles, 6 de junio de 2012

Besos y besos




Ayer te di un beso. Fue un beso frío. Tú no parecías tú y yo no tenía nada que decirte, no tenía nada que darte, ni, mucho menos, un beso. Fue un beso de compromiso, un beso que pasaba por allí, un beso mecánico, un beso sin alma. Hice los mismos gestos de siempre, pero fue un beso vacío, un beso sin beso. En realidad, te di un beso porque tú me lo pediste, porque tú querías que te besara, porque me impusiste la rutina diaria de darte un beso cuando te vas a trabajar, pero yo no te besé. Fueron mis labios quienes te besaron, pero no yo.

Hoy, sin embargo, parecía que habías vuelto de un absurdo viaje a la lejanía. Hoy te sentía cerca, algo importante me unía a ti y yo lo sentía. Esta mañana era como esas otras mañanas en las que hasta el aire que me separaba de ti estaba lleno de algo nuestro. Hoy te di un beso, pero te lo di yo. Era un beso mío para ti, en el que mi vida se mezclaba con la tuya a través de nuestros labios. Hoy era yo quien quería besarte y lo hubiese hecho aunque tú no me lo hubieras pedido. Mis labios hicieron aparentemente lo mismo que ayer, pero hoy te entregué todo mi yo en un beso.

Los mismos gestos, el mismo rito, los mismos movimientos, pero la intenciones eran diferentes, las actitudes eran distintas.


La fotografía está tomada de la exposición "Esclavas", de Yolanda Domínguez, que puede verse hasta el 27 de julio en la Galería Rafael Pérez Hernando, en la calle Orellana, 18. Madrid.

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