Hoy viernes 18 de de junio de 2011 daré mis últimas clases. Mañana dejaré de ser profesor. Seguiré siendo yo, pero ¿quién sabe eso qué será? Pido que me disculpen todos los que hayan podido ser víctimas de mis errores. Doy las gracias a todos los que han estado a mi lado para llegar hasta aquí. A algunos no sé ni cómo localizarlos, pero mi agradecimiento es sincero. Recuerdo algunos nombres: Beatriz, Teresa, Martín, Juanjo, José Antonio, Pedro, Mari Carmen, Ángel ... y otros nombres más cercanos, Alipio, Emma, Lucía, Mamen y hasta Juanjo, que me dió el otro día un ejemplo de nobleza. Recuerdo muestras de afecto de profesores, de alumnos, de padres, de conserjes, de bibliotecarias, como Nuria, Gloria o Patricia. No quiero acordarme de lo que no quiero acordarme ni de quienes no quiero acordarme. Me acuerdo también de compañeros de otros institutos que me han dado ejemplo de lo que hay que hacer: Lola, Patricia, y de lo que no hay que hacer (ni lo nombro, por el interés). Me acuerdo de tantos alumnos y alumnas que me han tratado como un ser humano, no sólo como un profesor: Aurora, Ana Belén, Floren, Laura, Palo, Iago, David, Marcelo y tantos otros, de los que tengo caras, pero no nombres. Patricia, mi amiga P., siempre estuvo aquí, no ahí ni allí. Los amigos de FB,. siempre atentos: Charo, Raquel, Olvido, Anchonia, Carmen, Ana María. No quiero ni puedo dejar de citar a Yolanda, mi compañera de todo, el alma para mi cuerpo y el cuerpo para mi alma.
Perdóname, compañero de viaje, si te llevo en mi mente y no te cito. La memoria, atacada por la emoción, es especialmemnte débil.
Mañana seré yo, pero seré otro. El mismo para quien quiera. Otro para quien lo desee así. Una incógnita para mí.
Este es un oficio duro. La ventaja es que tratas con personas y eso hace que puedas encontrarle un sentido a lo que haces. Todo ha sido por los alumnos. Todo ha sido por ayudar a crear seres humanos, ciudadanos, gente de bien. Espero que haya merecido la pena.
Yo seguiré siendo yo, pero mi mundo cambiará.
Espero que sigas ahí, cerca, al menos, como hasta ahora.
Cada vez que leo tus últimas entradas noto un cierto ''miedo'' por tu parte a qué será de tu vida a partir de ahora...
ResponderEliminarParece mentira que no te conozcas Manuel...
Te saldrá todo bien, invertirás el tiempo, harás cosas de provecho, tú siempre sabes lo que hay que hacer...
Disfruta de tu último día, me encantaría poder ir a verte el lunes o el martes, vivo en un agobio constante que no me deja respirar, pero seré libre y quiero ir a veros!
Pásatelo genial y sonríe, que sabes hacerlo muy bien!
UN BESO ENORME ;)
¡Hola profe! Y digo profe porque aunque pasen mil años seguirás siendo maestro; no se puede poner fecha de caducidad a lo que uno 'es'. Puede que pronto des clases a adultos en tus tardes libres o simplemente departas con los amigos en un parque, el caso es que la tarea de instuir y compartir conocimientos estará siempre ahí, y esa suerte tendrán los que anden a tu alrededor.
ResponderEliminarUn beso muy grande y ¡a disfrutar!
Manuel, el otro día dándole clase a Antonio, cayó en mis manos de nuevo Machado y su poesía del caminante.
ResponderEliminarQuizás resulte triste, pero a mí ese poema me da mucha fuerza. Somos pasado y construimos futuro de la nada. Tu futuro se presenta un poco diferente porque el trabajo que hacías hasta ahora, ya no lo harás más. Sin embargo, vas a seguir siendo tú. Y los que te queremos, seguiremos haciéndolo por lo que construyes día a día: sea en un aula, sea en un blog o frente a un plato de couscous.
Manuel, te quiero porque seguirás siendo tú. Y te quiero, porque ya no lo serás más. Paradójico. Pero hermoso.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Gracias, Laura. Gracias, Auro. Gracias, P. Es verdad que no hay camino, sino estelas en la mar. Pero también hay estrellas que alumbran el caminar y que te dan el calor de la luz, el alivio de la compañía y el sosiego del cariño. Hoy tres de ellas habéis lucido aquí y os muestro mi agradecimiento, mi reconocimiento y mi cariño. Un beso, Laura. Un beso, Auro. Un beso, P.. Os quiero.
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