martes, 21 de junio de 2011

Violencia



Al principio fue la violencia. Había muy poca humanidad todavía en los hombres primitivos y la violencia era la única forma heredada de resolver los problemas, los grandes y los pequeños. Poco a poco, siglo a siglo, la humanidad se fue desarrollando y apareció la razón y el pensamiento y, con ellos, el diálogo, la posibilidad de llegar a acuerdos, la necesidad de ceder por todas las partes, la empatía, la generosidad, la libertad, la igualdad, la justicia y la democracia.

Pero, quizás para recordarnos nuestros orígenes o porque todos no evolucionaron en la misma dirección, la violencia se mantuvo y adquirió hasta nuestros días nuevas formas más sutiles, más alejadas de la paliza física. Así alumbraron su camino la mentira, el grito amenazante, el mantenimiento del otro en la ignorancia, el miedo como arma paralizante, el negocio descarado, el individualismo que fuerza y degrada nuestra naturaleza social, la descalificación excluyente, el mantenimiento de grandes masas en la pobreza, en la ausencia de futuro, el cinismo en las excusas, la desvergüenza sin límites, la traición descarada, el desbaratamiento de la educación, de la sanidad y de la cultura y tantas otras formas tan usuales y abundantes que muchos las vieron como normales.

Estos mecanismos de la violencia y otros similares lo que hacen, en definitiva, es procurar que unos no tengan condiciones idóneas para llegar a ser seres humanos, y que otros, que tienen mejores condiciones materiales, dejen de ser humanos porque caen en una violencia que les acercan a la primitiva. La violencia deshumaniza por todas partes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Puedes expresar aquí tu opinión.