El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
domingo, 13 de septiembre de 2020
sábado, 12 de septiembre de 2020
Escupitajos inmorales
Ayer vi un vídeo en el que tres niñas mal educadas y con dudosa preparación para andar solas por la sociedad escupían e insultaban a unas personas cuyo delito era ser inmigrantes. Deberíamos preguntarnos por qué no se deben tener estos comportamientos.
Aparte de que el respeto debe estar en la base de cualquier pensamiento o acción de los seres humanos, uno de los principios de la moral dice que si lo que le mueve a una persona a actuar le puede mover a actuar a todos, entonces esa acción es buena. Si el resultado de esa posible acción de todos originara un mundo peor, esa acción no debe ser realizada.
Veamos lo que podría ocurrir en este caso. Lo que mueve a estas niñas a escupir a los inmigrantes es el odio. ¿Podría esto convertirse en un criterio que moviera a actuar a todos los ciudadanos?
Si fuera así, podríamos ir todos por la calle odiando y escupiendo a cualquier persona que sospecháramos que fuera inmigrante. Los muy practicantes, organizarían excursiones a las plantaciones de fresa, por ejemplo, en donde los empresarios tienen que recurrir a inmigrantes porque ningún español quiere trabajar en las condiciones que ofrecen, y les escupirían mientras hacen el trabajo. Algunos, muy metidos en su papel, podrían investigar si los padres o los abuelos de estas niñas fueron en su día inmigrantes y, en caso afirmativo, endosarles sus correspondientes escupitajos. Habría un comité, que se apostaría en Barajas, para escupir a todos los licenciados españoles sin trabajo que han tenido que emigrar a algún país extranjero -en el que también serían inmigrantes- para poder subsistir. Cuando volvieran, les obsequiarían con una buena ración de escupitajos por traidores y por realizar tan malas prácticas. Los restaurantes de comida de cualquier país extranjero se verían obligados a cerrar, porque la gente entraría en ellos y escupirían a camareros y cocineros. Muchos bares, supermercados, tiendas de ropa y similares cesarían también su actividad, dado que muchos de sus empleados son inmigrantes. Y si además a los ciudadanos, hartos de tanta baba pública, les diera por defenderse a escupitajo limpio, habría que cerrar el país. Y no hablemos del riesgo que habría ahora, que debemos usar mascarilla para evitar los aerosoles.
Esto es lo que podrían conseguir estas tres niñas mal educadas, sin noción de lo que es un ser humano y echadas al mundo sin ninguna cultura y sin saber que sin respeto un mundo civilizado es imposible. Por tanto, lo que han hecho estas niñas, además de una guarrada, es inmoral.
viernes, 11 de septiembre de 2020
Espejos
Con frecuencia nos miramos al espejo. Queremos saber si el peinado es el que queríamos conseguir, si la mascarilla está colocada en su sitio, si el largo del pantalón es el adecuado o si la maquinilla de afeitar ha cumplido su función. Mal viviríamos sin un espejo porque nuestro cuerpo y nuestra apariencia lo necesita.
Sin embargo, hay otro espejo en el que nos miramos mucho menos, por no decir nunca. Es el espejo en el que, si le preguntamos, veremos nuestra vida. Ese espejo nos dice lo que hacemos, cómo aparecemos, cómo nos equivocamos, cómo acertamos y cómo somos, pero nos da bastante miedo ponernos delante de él y preguntarle. Ese espejo es el amigo.
jueves, 10 de septiembre de 2020
Dicho en el pasado. Dudas
19 de septiembre de 2018
Nos estamos olvidando de que la duda es la fuente de la sabiduría. Entre que el saber no es demasiado valorado y que la duda produce una intranquilidad en la mente, necesaria para que esta crezca, va aumentando el número personas que huyen de la duda y, consecuentemente, el número de ignorantes. Estos, para defenderse, creen que ya se lo saben todo y, además, que eso que dicen saber seguirá siendo así eternamente. No sé cómo van a ser felices.
Los jueves, músicas nuevas. Burt Bacharah y Daniel Tashian
miércoles, 9 de septiembre de 2020
Gracias
Busca un ratito, tres o cuatro minutos te bastarán. Vete a un lugar tranquilo. Una terraza de un bar sin niños gritones y sin adolescentes de todas las edades diciendo tonterías en voz alta te puede valer. O un parque apacible, o una iglesia, o un banco en una calle poco transitada o el sofá de casa. Siéntate. Ponte cómodo. Respira hondo unas cuantas veces. Luego repasa lo que has hecho en el día hasta ese momento. Recuerda los momentos gozosos, los pequeños detalles que has tenido y los que han tenido contigo, los episodios curiosos o graciosos que has vivido, los errores que has cometido, la luz del sol que has visto y todo lo que te ha sucedido en el día. Considéralo como un regalo, porque lo es. Dale gracias a la vida por haberte dado la oportunidad de vivirlo, de estar vivo y de sentirte vivo. Párate a analizar tu actitud como ser humano ante los demás, ante la naturaleza y ante la vida. Entre lo que te da la vida y lo que le das tú a ella debe salir una realidad que te reconforte, que te dé alegría y que te aumente las ganas de vivir. No hay nada más humilde, más humano y también más gratificante que vivir dando las gracias a la vida por el regalo que supone estar vivo. Y luego sigue viviendo y construyendo la vida en la que cada día te encuentras.