La cosa es tan desagradable que lo peor que podemos hacer es razonarle algo a alguien. La razón es la principal característica que nos diferencia de los animales, y, sin embargo, muchos humanos sienten verdadera aversión a un argumento razonado. Prefieren una orden, un grito intimidatorio, una multa o un castigo. En el fondo, lo que prefieren es hacer solo lo que les da la gana y nada más. ¡Qué soledad galopante!
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
sábado, 30 de mayo de 2020
viernes, 29 de mayo de 2020
Política Limpia
No me gustó nada el comportamiento de Pablo Iglesias ayer en la Comisión para la Reconstrucción Económica y Social del país.
Hay algo en lo que la derecha gana claramente a la izquierda, en muchos lugares, pero sobre todo, aquí. Es el asunto de la estrategia.
La de la derecha es simple: no tiene grandes cosas que ofrecerle a los ciudadanos y lo único que busca es instalarse en el poder y lucrarse. Para conseguirlo le vale todo, y han elegido la crispación como el instrumento básico, porque esperan que insistiendo e insistiendo lograrán el desgaste del Gobierno.
La de la izquierda es más complicada porque es más compleja. Tiene más que ofrecerle a los ciudadanos, pero para ello necesita una estrategia de pactos, de negociaciones, y eso, en medio de esta España, es sumamente difícil de llevar a cabo. Hoy, por ejemplo, se va a aprobar una Renta Mínima Vital para que 850.000 familias que no tienen ningún ingreso, puedan sobrevivir. Creo que esto debería ser un motivo de alegría para cualquier persona de bien. Incluso debería pedirse que cuando fuera posible, esta Renta subiera de cuantía, con las condiciones que fueran necesarias. Y, sin embargo, ni la ultraderecha, ni la derecha cada vez más ultra ni siquiera la Iglesia Católica están de acuerdo con esta medida. Como si no hubieran visto nunca las larguísimas colas de ciudadanos hambrientos que piden algo de comer. Si te pones en el lugar del Gobierno posiblemente entiendas que dialogar y negociar con estos señores debe de ser desagradable y desalentador.
Pero lo anterior no justifica que un miembro del Gobierno no tenga el aguante suficiente como para no caer en una provocación y para defender sus ideas sin hundirse en las redes de la crispación. Se puede estar de acuerdo en que un político no tenga inconveniente en dialogar con Puigdemon. ¿Por qué no iba a hacerlo? Otros, sin embargo, no lo harían, y ambas posturas son opinables, pero pasar de ahí a lo del golpe de estado (¿por qué diría esto?) revela algo que, en mi opinión, Pablo Iglesias ya había dado muestras antes de poseer: un globo en su interior que de vez en cuando se infla y empuja a salir al ego inflamable que posee. Un político maduro debería controlar esos impulsos y debería evitar caer en la chulería, porque este vicio psicológico destruye más que crea. Ese “Cierre usted la puerta” final no lo puede pronunciar más que un chulo, y la chulería suele intentar esconder a alguien que ataca para defenderse, que está inseguro y que tiene que echar mano de esos exabruptos para aparentar que es superior. Allá los chulos con su chulería, pero en un político que ocupa un cargo en el Gobierno estos comportamientos son improcedentes. Y, además, contraproducentes.
Ojalá este hubiera sido un episodio aislado. El caso es que por la tarde, hubo otro episodio parecido. Incluso al ministro Illa intentaron que hiciera lo que no quería.
¿Cuándo se podrá hacer política limpia en este país?
Definición
No nos definen nuestras ideas. Una idea, mientras no salga fuera de la mente, es como si no existiera.
No nos definen nuestros hechos, aunque son más representativos que las ideas. Hacemos cosas sin querer, otras nos vemos forzados a hacerlas y en otras, nuestras circunstancias pesan mucho y pueden más que nuestra voluntad.
Nos definen más, en mi opinión, nuestras palabras. Rara vez nos vemos obligados a decir algo, o a decirlo sin querer. Creo que somos más libres hablando que actuando. En ese sentido muestran más lo que somos que nuestros hechos.
Pero lo que me parece que nos define mejor es el estilo con el que usamos las palabras, el aire que despiden las frases que empleamos, la impresión general que produce lo que decimos. Esto implica escuchar al que habla y procurar entenderlo bien, pero esto cada vez es más inhabitual.
jueves, 28 de mayo de 2020
No todos son iguales
Ayer estuve viendo y oyendo la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados. Sentí una vergüenza y una indignación que aún permanecen en mi mente. Tanto el fondo como las formas que usó la oposición para controlar la gestión del Gobierno me produjeron un rechazo vital y puna preocupación fuerte por la situación de la democracia entre nosotros.
Podían haber preguntado por cualquier cosa, especialmente por las cuestiones que le preocupan a los ciudadanos, que somos quienes les pagamos. Y, sin embargo, ni la situación de la lucha contra la pandemia, ni el salario mínimo vital, ni qué se había hecho por intentar salvar los puestos de trabajo en Nissan y Alcoa preocupaban a sus señorías de la extrema derecha ni de la derecha cada vez más extrema.
Como vienen mostrando desde que se celebraron las elecciones, el único objetivo de esta oposición parece ser el de echar abajo como sea al Gobierno elegido democráticamente, para colocarse ellos -que perdieron las elecciones- en su lugar. Los ciudadanos les traen al fresco a estos señores. No les importamos absolutamente nada. Han estado dificultando constante e insistentemente la función del Gobierno en la lucha contra la pandemia, sin ofrecer a cambio más que la impresentable gestión realizada en Madrid. Solo buscan sus propios negocios, para lo que necesitan estar en el poder para hacer “sus” leyes y privatizar todo lo que se mueva. Es lo único que les importa.
Hace mucho que perdieron las formas. No sé si será un problema de la educación que recibieron o del odio que muestran en cuanto hablan, pero al estilo faltón, insultante, barriobajero, chabacano y de una expresión oral deficiente que muestran bastantes de ellos se une la constante desinformación, tergiversación e ignorancia de lo que ocurre, dando una impresión penosa y repulsiva. Sé que quienes son como ellos les aplauden y sé también que hay mucha ciudadanía que siente vergüenza ajena de que esto sea lo que vean nuestros jóvenes y, lo que es igual de nefasto, lo que observan en Europa.
No viví la guerra civil española, pero me puedo imaginar la situación de odio que se generó entonces. El odio es de las emociones más difíciles de controlar y puede alterar las funciones mentales de quien se ha dejado dominar por él. El odio no produce nada bueno en la sociedad en la que se instala. No solo hace daño a quienes son odiados, sino a los mismos que odian. Ayer pude ver un ejemplo de esto que digo. La diputada hispano-argentina-francesa del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, haciendo uso de bulos hace tiempo clarificados, y emulando a su colega Hermann Tertsch -a quien un juzgado le multó con 12.000 euros por atribuir falsamente al abuelo de Pablo Iglesias su participación en un asesinato, y con 15.000 más por decir lo mismo del padre- volvió a las andadas y, con el mismo tema, subió el listón de la mala educación a tal nivel que logró enfadar hasta a sus propios compañeros de partido por desviar el objetivo de su estrategia, que era desgastar al ministro Marlaska, y centrarlo en el padre de Pablo Iglesias. Es lo que tienen las muestras públicas de ignorancia, torpeza y odio.
Al menos una cosa me quedó clara en el espectáculo de ayer. Desde que hice mi tesis de licenciatura sobre el lenguaje político me di cuenta de lo peligroso que es el uso del término “todos”. Lo suelen utilizar mucho quienes se enfrentan a la realidad no observando y analizando, sino simplificando y generalizando. Una conclusión típica a la que llegan es la de que todos los políticos son iguales. Ayer los hechos desmintieron esta desafortunada y peligrosa afirmación. La oposición podía haber preguntado por lo que está haciendo el Gobierno en favor de los ciudadanos, pero no lo hizo. Podía haber usado un tono educado, propio de personas cultivadas, pero tampoco lo hizo. Y los miembros del Gobierno no entraron en esa ciénaga: contestaron con serenidad y con buenas maneras. No. No todos son iguales.
Los jueves, músicas nuevas. Brian Eno
El inglés BRIAN ENO es una figura muy importante en la historia del pop. Formó parte de Roxy Music, en solitario tuvo una impresionante carrera discográfica, fue productor del mejor Bowie... Ya desde los 80 su incesante búsqueda de nuevas expresiones le ha llevado a bucear en una música ambiental minimalista tipo Erik Satie. Acaba de publicar un nuevo disco.
miércoles, 27 de mayo de 2020
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