El ¡ministro! Wert tiene dos peligros. Uno, el que encierra en sí mismo, por sus ocurrencias, por el fruto de su desconocimiento de los temas que trata y por lo atrevido de sus planteamientos. No incluimos aquí el aire de absurda superioridad con el que habla, porque esto es sólo peligroso, en principio, para su imagen. El otro es que va camino de convertirse en el payaso del Gobierno, en el tipo que llama más la atención y que dice las cosas más atrevidas y más dolorosas. Y, en este sentido, puede ser manejado para crear cortinas de humo que oculten transitoriamente otras cosas que el Ejecutivo quiera colar a los ciudadanos, pero que no interese que estos las piensen mucho. Es un señor que al parecer no tiene demasiados conocimientos, ni demasiada humanidad ni demasiado sentido político ni ni demasiada idea de igualdad y respeto ni demasiados complejos ni demasiadas otras cosas convenientes, pero que encierra en sí demasiado peligro. Creo que habrá que escucharlo teniendo en cuenta siempre lo que ocurre a su alrededor.
El problema fundamental de la vida es un problema ético. ¿Cómo actuar hoy para crear un mundo más humano? ¿Cómo actuar de manera humana para crear un mundo mejor?
viernes, 24 de febrero de 2012
jueves, 23 de febrero de 2012
No son iguales
Hay circulando por algunos ambientes sociales de izquierda la idea, que tanto gusta a la derecha, de que PP y PSOE son iguales. Esta asimilación, que a mí me parece falsa, lo que hace es desmotivar a ciertos votantes del PSOE con el consiguiente regocijo de la derecha, mucho más pragmática, que no entra a estos juegos porque sabe que no le interesa: simplemente, deja estar estas cosas y se aprovecha de lo disparatado que encierra.
Sin entrar en demasiadas profundidades, hay elementos que nos pueden aclarar por qué PP y PSOE no son iguales.
- Recordemos la actitud del PSOE con el 15 M. El interés, desde el punto de vista del orden público, era el de no provocar para no generar una espiral de violencia. Ya entonces se alzaron voces en el PP que reclamaban una acción contundente de la policía que, en general y salvo el caso de Barcelona, fue rechazada por imprudente.
Ahora, con el PP en el poder, en cuanto han tenido la oportunidad, y ha sido en Valencia, han hecho el intento absurdo de dar un escarmiento haciendo un uso desmedido de la fuerza bruta y sin haber medido ni de lejos las consecuencias de la acción policial. Su desconocimiento de cómo funcionan hoy las manifestaciones, con fotos y vídeos en grandes cantidades por las redes sociales, les deja descolocados y en mala posición.
- El estilo de hacer oposición es sensiblemente distinto. No hay crispación y el PSOE permite que el Gobierno gobierne, pero criticándolo de manera racional, leal y constructiva. Queda esto muy lejos de la actitud del PP que, como si se tratara de un conjunto de adolescentes enfadados, se negaba por principio a todo y daba una imagen lamentable de enfado permanente, como si por naturaleza tuviera que estar siempre en el poder.
- La actitud de Gobierno del PP es, en muchas ocasiones, chulesca, caprichosa, ausente de prudencia, sin que parezca fruto del pensamiento o del conocimiento de sus materias de algunos de sus ministros. Recuérdense las manifestaciones sobre la igualdad de género de la ministra Mato, de la que nunca más se ha sabido, las peregrinas opiniones y decisiones del ministro Wert o los proyectos sui generis del ministro Gallardón. Nunca el Gobierno anterior, pese a sus errores, hizo gala de tanto desconocimiento ni de esa actitud de superioridad con la que se manifiesta el actual.
- Una característica muy llamativa del Gobierno del PP es lo frecuente de sus manifestaciones contradictorias, a veces realizadas por el mismo ministro, o contrarias a la verdad o a los hechos. El vicio de mentir no lo abandonan.
- Da la impresión a veces que el Gobierno del PP gobierna contra el pueblo y como si su interés estuviera en satisfacer los intereses ideológicos y económicos de los sectores sociales cercanos a él. Los aspectos sociales que cuidaba el Gobierno anterior para favorecer a los más necesitados de la sociedad parecen estar ausentes en sus medidas.
- El Gobierno actual maneja los tiempos a su antojo. Adelanta o retrasa las medidas que toma con criterios partidistas en lugar de perseguir una mejor acción de gobierno.
- El Gobierno anterior explicaba mal lo que hacía, pero no jugaba con la información. El actual, aparte de que mienta o que se desdiga de manifestaciones anteriores, lo que hace es no dar información a los ciudadanos. Lo hizo en la campaña electoral y lo sigue haciendo ahora. Parece como si temiera que los ciudadanos conozcan sus planes y vayan a dejar de apoyarles en las próximas elecciones.
- Por lo que vemos del Gobierno actual, si hay que mentir, se miente. Si hay que dar interpretaciones contradictorias, se dan. Si hay que defender posturas imposibles o contrarias a la ley, se defienden. Si hay que hacer renovaciones o cambiar leyes con criterios partidistas o que no favorezcan a la mayoría, se hacen. Es como si ahora el fin justificara los medios.
- La desinformación, la poca visión de futuro y el escaso afán por conseguir una cohesión social es en los casos de algunos ministros muy notoria. Cuando el PSOE llegó al poder daba la impresión de que tenía más pensadas las medidas que iba a tomar.
- En dos meses de gobierno, la sensación de haber viajado hacia atrás un buen número de años es palpable en muchas personas. El Estado del bienestar se ha venido abajo y asuntos como la educación, el aborto, el empleo, la seguridad jurídica o la igualdad no parece que tengan mucho futuro.
Son estas algunas razones por las que entiendo que no es lo mismo el PP que el PSOE. Igualar a los dos partidos es hacerle, con intención o sin ella, un juego bastante burdo a la derecha.
miércoles, 22 de febrero de 2012
Unir la izquierda
Pertenecemos a la Unión Europea, que está gobernada por un Parlamento y un Consejo de la Unión, en los que mayoritariamente domina la derecha. ¿Te lo planteaste cuando hubo elecciones al Parlamento Europeo? ¿Te quedaste también entonces en casa?
Si en la Unión Europea gobierna la derecha, ¿crees que un gobierno de izquierdas de un país miembro es lo suficientemente independiente como para tomar las medidas de izquierda que quiera? ¿Te lo has planteado antes de juzgar a un gobierno de izquierdas? Somos España, pero también somos Europa.
En España la derecha está unida por sus intereses particulares. ¿Te has planteado cuáles deberían ser los intereses de la izquierda? ¿Has hecho todo lo posible para que no gobierne la derecha?
domingo, 19 de febrero de 2012
sábado, 18 de febrero de 2012
viernes, 17 de febrero de 2012
¿Quién soy yo?
Miro dentro de mí y observo que hay más de un yo. Puedo ser:
El yo que soy realmente.
El yo que me gustaría ser.
El yo que me gustaría que tú creyeras que soy.
El yo que espero llegar a ser.
El yo que soy sin quererlo.
El yo que tú ves en mí.
El yo que creo que tú ves en mí.
¿Cuál de estos yos soy yo?
jueves, 16 de febrero de 2012
Huyeron
De repente, insospechadamente, comenzaron a irse. Nadie dio ninguna explicación. Es posible que hubiesen perdido el interés, o que tuvieran intereses contrarios, o que se aburrieran, o que sucumbieran a sus contradicciones internas, o que la idea que tenían de sí mismos no les permitiera estar más que solos, o que sus complejos les vencieran, o que los miedos pudieran con ellos. El caso es que se fueron quedando sólo los más nobles, los que venían a aportar algo sin pedir nada a cambio. Al final éramos pocos.
miércoles, 15 de febrero de 2012
De izquierdas
Lo vi un día, hace ya algún tiempo. Siempre dijo que era de izquierdas, de no sé bien qué izquierda. En nombre de esa izquierda, frenó todos los proyectos que encontró que favorecían a los más necesitados. En nombre de esa izquierda hablaba y hablaba y hablaba contra todo y contra todos, salvo contra sus amigos. En nombre de esa izquierda no supo ver qué es lo que significaba realmente ser de izquierdas. En nombre de esa izquierda le hizo todo el juego posible a la derecha. Lo volví a ver un día y estaba comprando El Mundo.
martes, 14 de febrero de 2012
La palabra
El ser humano puede llegar a ser humano gracias a la palabra. La palabra permite el saber, la comunicación del saber y el aprendizaje. Y el saber que nos proporciona la palabra nos da un cierto grado de seguridad, tan necesaria para poder vivir humanamente.
La palabra nos permite pensar, dialogar, criticar y decidir cuáles deben ser nuestras acciones. Sin la palabra, nuestro criterio de acción sería la fuerza bruta. Con la palabra surge la ética, el conjunto de argumentos por los que preferimos hacer una cosa, porque creemos que es mejor, y no otra. Somos lo que hacemos y las palabras, no sólo en el campo del saber, sino también en el de la actuación, nos ayudan a convertirnos en seres humanos.
La palabra nos humaniza. Cuando reconocemos la humanidad de la otra persona, le dirigimos la palabra. En cambio, cuando no vemos ningún rastro de humanidad en el otro, cuando no reconocemos su actuación como la de un ser humano, cuando nos damos cuenta de que ha perdido su dignidad, le retiramos la palabra. Este es el acto de mayor carga simbólica negativa que puede realizar un ser humano. Sólo le he retirado la palabra a una persona en mi vida. Lo tuve que hacer en legítima defensa. Y aún me duele.
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