lunes, 2 de enero de 2012

Sólo existe la vida




El tiempo no existe. El espacio, tampoco. Sólo existe la vida. El tiempo y el espacio son únicamente las maneras que tenemos nosotros de situarnos en la vida, midiendo el cuándo y el donde para poder situarnos y situar lo que pasa.

Por tanto, los días, como trozos de tiempo, son todos iguales. El año podría acabar hoy o ayer o mañana o hace una semana.

Afortunadamente, de vez en cuando hacemos unas pausas artificiales, convencionales, para que nos demos cuenta de que todo se acaba, de que todo se repite, de que la eternidad es un invento y de que yo no soy más que un punto efímero y caduco impulsado por una infinitud pasada y atraído por otra infinitud futura. Pero con ganas de vivir.

domingo, 1 de enero de 2012

Feminismo o barbarie

Quiero dejar aquí bien guardado el estupendo artículo de Concha Caballero titulado Feminismo o barbarie, que habla de cómo no se puede hablar de democracia sin igualdad entre hombres y mujeres. Todo lo que sea insistir en este tema es poco. Puedes leerlo aquí.

La esposa perfecta

El siguiente documento gráfico lo tomo del blog Karisma.les. Se trata de una publicación del año 1953 que nos permite comparar nuestra situación con la que vivieron sin duda nuestras madres o nuestras abuelas y que nos hace valorar el avance en el terreno de las igualdades. Aunque, lamentablemente, no todo el mundo ha avanzado, claro.















El Danubio azul


sábado, 31 de diciembre de 2011

Los días de 2012



Cada día debe tener un proyecto, unos deseos, un trabajo, un descanso, un rato de lectura, otro u otros de placer, un tiempo de actividad física, unos momentos para pensar en ti mism@ y en lo que haces y en cómo lo haces, para informarte bien de lo que pasa en el mundo y de lo que se necesita, ocasiones para conversar con las personas a las que quieres, para sonreírles y para ser cariños@s con ellas, un poco de memoria de lo que has hecho y, siempre, mucho, mucho amor.

Si te gustan los días así, constrúyelos a lo largo de todo 2012. Suerte.

Eufemismos

No te pierdas la Copla del eufemismo que canta la cubana Marisela Venera y que relata el extraño uso que hacemos a veces de las palabras para expresar de forma extraña lo que se puede decir con mayor claridad. Puedes escucharla aquí.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Españoles, pero no ciudadanos






Fíjate bien. Cuando habla Rajoy, no nos trata como ciudadanos, sino como españoles. Ser español es un concepto que hace referencia a la naturaleza, al lugar de nacimiento. En última instancia, tiene referencias sentimentales, afectivas y también individualistas. Ser ciudadano es, en cambio, un concepto cultural, que responde a una creación humana y hace referencia a la pertenencia a un grupo, a la ciudad. Implica, además, ser sujeto de una serie de derechos y también una concepción del ser humano igualitaria, porque a la ciudad pertenecemos todos. 


Cuando Rajoy nos trata como españoles, no se está refiriendo a nosotros como seres culturales, sino como a meros seres vivos, seres intercambiables, manejables, meros números. Esta es una de las claves del retroceso cultural en el que nos ha metido la ignorancia, la despreocupación y la anestesia que ha sembrado con enorme éxito la derecha entre nosotros. Cuando Rajoy quiere quitar la Educación para la Ciudadanía de los planes de estudios, no quiere quitar una mera asignatura, sino suprimir una idea de ciudadano como ser con derechos, por ejemplo, a casarse con quien quiera, a tener la orientación sexual que quiera y a hacer con su vida lo que prefiera. El ideal de la derecha de Rajoy es el de crear seres que no se enteren de los manejos que sufren, que no sean capaces de criticar lo que ocurre y que acepten sin rechistar los designios que desde arriba quieren crear individuos uniformes, tontorrones y dóciles, que no ofrezcan resistencia a sus manejos y a sus negocios. Debes andarte con ojo, porque peligra tu vida concreta.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Violencia de género, no otra cosa



No sé si la señora Ana Mato, ministra de Sanidad, de no sé qué más y de Igualdad, no tiene ni idea de lo que les ocurre a las mujeres o es que tiene “otra” idea. Que a estas alturas del mundo, después de muchos años de lucha feminista y de intentar el respeto de los derechos humanos tanto en los hombres como en las mujeres, una mujer, dirigente política, ministra de un gobierno y supongo que universitaria, no sepa o no quiera usar el término “violencia de género” para caracterizar un caso de asesinato machista da mucho que pensar. Sobre todo, da que pensar que esta señora tiene interés no en defender a las mujeres, sino a los hombres que practican ese tipo de discriminación injustificable que es el machismo.

Ante el fenómeno del machismo no caben posturas intermedias: o se lucha abierta y claramente contra él o, por el contrario, se le hace el juego y se le ayuda directa o indirectamente a persistir. Esta segunda alternativa es la que abrazan las mujeres poco concienciadas, generalmente de derechas, con una mentalidad antigua y preilustrada, que, deslumbradas por el poder, que dentro de esa ideología es casi siempre machista, no quieren perder su estatus y son capaces de ir contra las personas de su propio sexo con tal de mantener su cuota de mando. Y cuando hablan, los disparates suelen aflorar con facilidad y ponen en entredicho su capacidad para ocuparse del cargo que tienen.

Lo que ignoran estas personas es que la diferencia de sexo entre hombre y mujer es de tipo biológico, anatómico y fisiológico. Hay diferencias corporales, incluso de pensamiento, que no deben ni pueden justificar ningún tipo de discriminación por razón de sexo. La cuestión aparece cuando a las mujeres se las educa y se espera de ellas que lleven a cabo una serie de funciones en la sociedad y, en cambio, a los hombres se les asocia otras funciones distintas. Surgen así los géneros, masculino y femenino, y se entiende que los hombres tienen que desarrollar las funciones masculinas y las mujeres, las femeninas. Esto es lo que quiere el machismo, que ya se ocupa de que las funciones masculinas sean las importantes, las que detentan el poder y las que se consideran superiores, mientras que las femeninas son las secundarias, las encargadas de obedecer y las que desarrollan las tareas inferiores. En esto consiste la organización machista de la sociedad basada en la división en géneros de las funciones sociales. Esta es la visión de la sociedad que transmite la educación tradicional, influida por el machismo político, por las religiones y por el interés descarado de algunos hombres de mantener sus privilegios patriarcales a costa de la libertad y de las vidas de las mujeres.

La violencia de género surge cuando el hombre, actuando en nombre de la supuesta superioridad del género masculino sobre el femenino, se encuentra con que la mujer no le obedece, no cumple con lo que el machista espera de ella o exige comportamientos que él cree que no son propios de su género. Entonces es cuando, dejándose llevar por un carácter mal controlado, por una animalidad mal educada y en ejercicio de esa pretendida superioridad, es capaz de reprender y castigar a quien le ha desobedecido y quien no ha cumplido con lo que se esperaba de ella, de acuerdo con su género. La violencia de género es, por tanto, siempre consecuencia de una mentalidad machista y de una pretendida e interesada superioridad del hombre sobre la mujer. Se llama de género, precisamente porque la lleva a cabo un miembro de un género -el masculino- sobre otro del otro género -el femenino- y, además, en nombre de la supuesta y nunca demostrada superioridad del género masculino sobre el femenino. Prescindir de este carácter de género para referirse a los casos que lamentablemente se dan en nuestra sociedad es no describir correctamente el problema, no descubrir lo que hay debajo de estos crímenes, hacerle el juego al machismo, que es la mentalidad responsable de estos desmanes, e ir en contra de las propias mujeres, porque oculta las verdaderas causas del problema y, en el fondo, se hace cómplice de los machistas.

Esto es lo que debería saber la señora Mato y esto es lo que hace que dé pena ver a toda una ministra de Igualdad decir tonterías y disparates e ir, en definitiva, en contra de las propias mujeres. Desde que leí a Platón, siempre he pensado que los aficionados y los ignorantes deberían quedarse en casa y ponerse a estudiar.

martes, 27 de diciembre de 2011

La homosexualidad no es una enfermedad



Tenemos que prepararnos para las políticas intolerantes con todo lo que no sea la heterosexualidad. Las muestras que han dado los miembros del partido en el poder en España de no entender o de no querer entender la libertad en la orientación sexual de cada cual son muchas. Llego a casa y me encuentro con que todavía hoy se vende un libro estúpido que considera la homosexualidad como una enfermedad. El nivel humano de nuestra sociedad está aún por los suelos y hay que prepararse para defenderse de estos ataques. Yo soy heterosexual y tengo una familia, pero como ser humano creo que tengo que defender los derechos humanos de todos y debo defender a las personas que tienen una orientación sexual diferente a la mía, porque tienen el mismo derecho que yo a orientarse a donde les dé la gana y a formar una familia, si quieren, con los mismos derechos que la mía.

Hay, me parece a mí, un grave problema por debajo de todo esto. El partido que acapara casi todo el poder en España no cree en la igualdad. Se les nota enseguida en cuanto hablan o en cuanto hacen cualquier cosa, por pequeña que sea. Hay que defender la igualdad y hay que explicar en todas partes que todos somos iguales, que todos tenemos los mismos derechos y que no se puede discriminar a ningún ser humano.

Que quede bien claro que la homosexualidad no es ninguna enfermedad y que la homofobia es una aberración ética y política.

Sun Ra Arkestra