sábado, 25 de mayo de 2019

Reflexión de la jornada




Aunque hay quien aún no se entera o no se quiere enterar, algunas cosas han cambiado en España, sobre todo, en estos últimos meses. Queda mucho, sin embargo, por hacer.

No han cambiado, sobre todo, muchas actitudes, muchas formas de entender la vida pública. Parece que la corrupción no aparece con la frecuencia que lo hacía antes, pero la derecha sigue basándose en un capitalismo salvaje y codicioso, que no tiene inconveniente en explotar hasta exprimir a quien se ponga delante, y que aspira no a ganar dinero, sino a ganarlo todo y ya.

La derecha desprecia los servicios públicos y los degrada privatizándolos. Profesa la idea de que los servicios son negocios, aunque lo enmascare con excusas, como la de una mejor gestión o inventos parecidos, y la mejor forma que tiene de conseguirlo es privatizando todo lo que afecte a la sociedad. Así, la sanidad debe ser un negocio privado que favorezca a los ricos, aunque los pobres no puedan pagarla, lo mismo que la educación, los transportes y todo lo que sea posible. Pero no está justificado que pagar por un servicio a un particular sea mejor que hacerlo, a través de los impuestos, al Estado. Son tan incongruentes que ellos mismos recurren a la sanidad pública cuando se ven afectados.

La derecha quiere entrar en política y ganar todas las elecciones porque sabe que generando ciertas leyes y tomando determinadas medidas saldrán económicamente favorecidos. Por eso se enfadan tanto, y patean y hacen ruido, pero no argumentan, cuando las leyes no les satisfacen. Hay que crear leyes justas, igualitarias y que favorezcan a todos, pero no parece que la derecha esté dispuesta a ello.

No hay que tenerle miedo a la izquierda porque quiera subir los impuestos. Esto lo ha tergiversado interesadamente la derecha, como hace con tantas cosas. Subirle un punto los impuestos a los más ricos (que son muy pocos, que alguien con una casa, un coche y un trabajo no es un rico) y bajárselo a quienes menos tienen no es para tenerle miedo a la izquierda. Y si queremos una buena sanidad pública, una buena educación, que las personas dependientes estén atendidas y que las pensiones garantizadas, no hay más remedio que subir los impuestos, diga la derecha los infundios incomprensibles que quiera.

Hay que ser muy firmes en lo que afecta a las mujeres y a la violencia de género. Todo ser humano con una sensibilidad desarrollada según los Derechos Humanos debe serlo. Y creo que hay aún mucho que hacer, mucho que conseguir y muchas actitudes machistas que frenar. Hay un peligro social ahí que me parece de suma importancia.

En España no veo que haya cultura de pacto. Esas actitudes chulescas, partidistas y manipuladoras de manifestar antes de las elecciones que no van a pactar con este o con aquél no son propias de un sistema democrático. Qué diferencia oír a Rivera trazar una raya roja delante del PSOE y escuchar a Gabilondo decir que los problemas son de todos y que hay que ponerse de acuerdo todos para hallar una solución. Hay, por desgracia, mucha gente aún que no tiene sensibilidad para ver esto. O nos acostumbramos a pactar o esto se va a convertir en un nido de antidemócratas que van a acabar con el país, con las estructuras y con los ciudadanos.

Mañana hay que ir a votar. Y estoy convencido de que hay que ir a votar a la izquierda, no por gusto, sino porque sus argumentos y sus propuestas van orientadas hacia todos, hacia el bienestar de todos, y porque cuando hablan de libertad no se refieren a la de unos pocos que pueden elegir, sino que pretenden conseguir la libertad de todos. Y hablan de igualdad y buscan que las leyes sean igualitarias. La derecha ni se planea, ni habla ni hace nada por la igualdad, sino por todo lo contrario. Y la izquierda no busca el bien privado, el de los ricos o el de los que ingenua y grotescamente se creen ricos, sino que aspira a la justicia, que se concreta en el bien para todos. Por eso hay que votar, porque solo vivimos esta vida y no somos quienes para vivirla a costa de los demás, sino en armonía con ellos. Hay que votar y hay que seguir mejorando el país.



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