viernes, 16 de noviembre de 2018

Libros. Salvador Robles Miras. La vida de las palabras



En realidad, la vida humana no tiene un fin. Ni en la existencia de una persona -tan efímera, tan caduca- ni en la de toda la especie se llegará a consumar la meta de una humanidad plena. Sin embargo, esa plenitud nos atrae, o nos debería atraer, según lo que cada cual quiera conseguir a lo largo de sus días. Ningún ser humano llegará a conseguir una vida plenamente humana, pero vivir consiste en el intento imposible de llegar a ella, en el impulso siempre insuficiente de alcanzarla.


Pero si no llegaremos a conseguir el fin, sí sabemos el principio. O, al menos, una característica fundamental e indispensable del principio. Todo empezó con la palabra. La vida humana inició su camino infinito cuando en un ser vivo apareció la palabra.

¿Para qué sirven las palabras? Con las palabras nos expresamos, sacamos de nuestra mente lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos preocupa, lo que deseamos o lo que esperamos. Son tan importantes las palabras que sin ellas no podríamos ni pensar ni decir lo que pensamos. También con las palabras nos comunicamos. Hay un momento en la vida del ser humano en la que aparece el otro, pero como otro yo. Ese otro también piensa, y opina, y se preocupa, y habla y vive. ¿Cómo vivir con ese otro yo? Aparecen palabras que encierran contenidos más complejos. Libertad, igualdad, justicia, amor, ética, muerte, sentido: las grandes palabras, algunas de las cuales conocemos -o no- como valores. ¿En dónde vivimos? Las palabras nos permiten conocer la realidad. Solo podemos conocer de la realidad aquello para lo que tenemos palabras. Por eso es tan importante enriquecer el vocabulario, porque con él aumentamos nuestro conocimiento.

Esta notas teóricas se revisten de aspectos muy concretos cuando se lee el precioso libro que ha escrito Salvador Robles Miras con el título de La vida de las palabras y que ha publicado MAR Editor. La vida, el campo de juego de las palabras, es inabarcable. Sus matices, sus contradicciones, sus misterios, sus problemas y su existencia cotidiana son expresados en este libro como si de pinceladas impresionistas se tratara. Con relatos breves, microrrelatos o pequeños cuentos, el autor no solo nos va mostrando la vida, sino que nos invita a descubrir cómo las palabras cumplen sus diversas funciones. Empleando un reducido número de ellas el autor hace que aparezcan ante el lector esos aspectos de la vida que nos duelen o que nos alegran. O multitud de personajes sacados de la vida concreta. O situaciones que uno ha vivido, posiblemente sin fijarse demasiado en lo que vivía.

Se trata de un libro cercano, que nos hace sentir, pero que también nos lleva a pensar. Como dice la profesora Paz Martín-Pozuelo en el prólogo, la fuerza del autor es su capacidad para condensar. Nada es largo en este libro, salvo lo que el lector quiera reflexionar sobre lo que en él aparece. La vida de las palabras se lee a trozos, o todo seguido, o a saltos, o como a uno le parezca, pero se lee y se hace con gusto.

Salvador Robles Miras ha publicado bastantes novelas, muchas de ellas premiadas en diversos certámenes. En todas se advierte su visión humana de la vida, pero quizá sea en este libro en donde su manera de pensar se muestre con mayor claridad y con una gran amplitud de matices. Muy recomendable.

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