Parece mentira que en unos meses mi hijo vaya a acudir al colegio, por cierto el mismo en el que estudié e impartió clases mi padre; es fácil imaginar la emoción ante la primera reunión de padres, que se celebró el jueves. Pero ¡qué poco duran las alegrías! Porque de pronto descubrí que nada había cambiado en estos años. Peor aún: sí ha cambiado, pero a peor. Resulta que a los tres años la religión es una asignatura más con una carga lectiva de tres horas.
Soy formador, tengo un blog dedicado a la enseñanza y me considero una persona al día en cuanto al tema, pero sinceramente desconocía que la religión comenzaba a impartirse en los colegios públicos a tan tierna edad. Me pregunto qué contenidos se van a ver en esa asignatura; me pregunto en qué país vivo. No entiendo que se me diga que mientras que se imparte dicha asignatura, mi hijo debe permanecer fuera del aula, acompañando a la profesora, textualmente: "si voy a hacer fotocopias se viene conmigo".
Escribo esta carta para denunciar esta situación y también por si sirve para que muchos padres y madres que nos hemos encontrado ante esta situación la
denunciemos públicamente..
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