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martes, 6 de septiembre de 2011

¿Qué querrá decir Esperanza Aguirre?




¿Por qué se empañará Esperanza Aguirre en decir y en escribir que los profesores “tienen que completar su horario hasta las veinte horas semanales”? El problema sangrante es que no habla de “horario lectivo”, es decir, de las horas de clase, sino de “horario”. Cualquier persona no versada en estos temas, como, por ejemplo, Ana Botella, podría hacerse la idea de que un profesor de un Instituto trabaja sólo veinte horas a la semana y que después se dedica a vivir la vida plácidamente. La Sra. Aguirre, con sus lamentables intervenciones, está ayudando a que la figura del profesor quede peor parada aún de lo que lo está actualmente en la sociedad. ¿Por qué lo hará?

Cualquiera sabe por qué hace y dice estos disparates. Hay mentes tan simples que, paradójicamente, son difíciles de indagar. Es posible que la ignorancia con la que aborda tantos temas le haga desbarrar también en éste, a pesar de ser la responsable última de las decisiones que se toman en el Gobierno de la Comunidad. Cabe pensar, quizás, en la hipótesis de que voluntaria e intencionadamente quiera desprestigiar a los profesores y, de paso, a la enseñanza pública. Esto estaría de acuerdo con sus objetivos privatizadores. Y cabe, también, la posibilidad de que lo que esté haciendo sea comparar la situación de la enseñanza pública con la de la privada, que puede que sea la que más conozca por voz de los empresarios del ramo. En esta última, los profesores, que no han sido obligados a sacar ninguna oposición, suelen dar bastantes más horas de clase, imparten las asignaturas que han estudiado en la carrera o las que haga falta para la buena marcha del negocio educativo, las dominen o no, y su vida laboral está sujeta férreamente a lo que le digan los jefes en el Centro, sabiendo que si no cumplen sus consignas o sus condiciones, hay muchos esperando para sustituirlos. Ante este tipo de explotación, que es la que defiende la Sra. Aguirre con sus deseos privatizadores, ¿no le parecerá que los profesores de la enseñanza pública son unos privilegiados teniendo unas jornadas de trabajo más racionales, que les permiten preparar las clases, reunirse, corregir bien los ejercicios y hacer actividades de otro tipo para lograr una mayor calidad de la enseñanza? ¿No será que a la Sra. Aguirre la educación y la calidad de la educación le traen al fresco y que lo que quiere no es más que sacarle rentabilidad económica a cualquier puesto de trabajo, sea como sea? No nos engañemos. A un neoliberal la calidad, aunque sea de la educación, le importa un pimiento. Lo que quiere es que todo aporte algún beneficio monetario ¿Será esto lo que quiere decir la Sra. Aguirre, en nombre de sus correligionarios negociantes?

miércoles, 10 de agosto de 2011

Esperanza Aguirre


ESPERANdoaquelopúblicodesaparezcaporfinyloprivadotermineporinclinardeltodoelfieldelabalanZA AGUItienemuchointerésenestoyporesotantocoRRE

sábado, 14 de mayo de 2011

La mentira es la verdad


Su mentira quiere que sea siempre la verdad. Sus ojos son mentira. Su rostro es mentira. Su ordinariez pretende que pase por elegancia. Como los niños, quizás ni se plantee que su actuación puede ser un modelo para todos. Sus caprichos brillan siempre por encima de la justicia, de la equidad o de cualquier otra virtud. Su liberalismo tiene forma de apisonadora. Debería llevar siempre una camiseta con una calavera y unos huesos cruzados, no sé si en señal de peligro, como símbolo de su piratería o por ambas cosas. Me produce un cúmulo impensado y enorme de reacciones negativas.

Ella dice lo que le parece y yo, también. Pero es distinto.

sábado, 16 de abril de 2011

Palinuro: Aguirre y la moral

Por su indudable interés, te enlazo aquí el magnífico post del profesor Ramón Cotarelo en su blog Palinuro sobre la obsesiva manía de Esperanza Aguirre de, en mi opinión, decir tonterías sobre la moral. Puedes verlo aquí.

miércoles, 23 de febrero de 2011

La salud de Esperanza Aguirre





Siento mucho que Esperanza Aguirre tenga un cáncer de mama y que se vea obligada a luchar contra él. Es exactamente lo mismo que siento por todas las mujeres que sufren la misma enfermedad. Y exactamente lo mismo que siento por los hombres que tienen algún tipo de cáncer. Y lo mismo que siento por todos los enfermos de cualquier sexo, edad o nacionalidad. Me gustaría que nadie estuviera enfermo y que si alguien sufre algún mal, que se cure lo antes posible.

Lo que no acabo de entender en este caso de Esperanza Aguirre es la celeridad con la que va a ser operada. ¿Es lo normal en casos como este? ¿Todos los enfermnos diagnosticados de cáncer son operados al día siguiente de serle detectada la enfermedad? Si no es así, ¿qué tiene esta señora para que sea atendida de esta manera? ¿Es más ser humano que los demás? Se lo he preguntado a algunos alumnos y me han contestado que lo que ocurre es que tiene más poder. Supongo que esto no será así porque si lo fuese, la asociación entre salud y poder sería muy decepcionante.

Tampoco entiendo que una persona como ella sea operada en un hospital público. Ella, que se pasa la vida privatizando todo aquello que encuentra, a la hora de la verdad elige la sanidad pública. Me parece inconcebible. Y sin lista de espera. Yo sufrí una pequeña operación no hace mucho y me ofrecieron operarme a los diez días, pero en una clínica privada, la de la Cruz Roja. Como me negué, tuve que esperar cuatro meses más para que lo hicieran en un hospital público. ¿Se le ha aplicado esto a esta señora? ¿No sería mejor que se operara en alguna clínica privada para dar ejemplo a la ciudadanía que la vota?

Le deseo lo mejor a la señora Aguirre y a todos los enfermos de cualquier mal, pero me gustaría que alguien me explicara los métodos -supongo que democráticos- seguidos en este caso.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Malos olores / 4



Hace días que no tengo ocasión de ponerme a escribir en el blog, que sobrevive de inspiraciones pasadas. Hoy me doy cuenta de que un hedor descomunal se ha instalado en el ambiente y tengo que quitar de delante la podredumbre que lo ha producido.

Resulta que un apestoso viejo de mente y demente cuenta de nuevo y sin rubor que se ha acostado en Japón con dos niñas de 13 años, a las que llama “las muy putas”, como si supiera lo que dice y lo que hizo con eso. La apestosa, antipática e ignorante dirigente de una Comunidad Autónoma justifica al viejo machista y pedófilo diciendo que la literatura es la literatura y que a otra cosa, mariposa. El apestoso encargado de comunicación del mismo partido de la dirigente añade, con dureza en la cara y en el alma y con los mismos afanes exculpatorios, que la política no debe confundirse nunca con la literatura. Parece que quieren dar a entender que los polvos japoneses eran simples polvos literarios imaginados por una mente desocupada y ocurrente. Por otra parte un apestoso escritor, que definitivamente se va a morir sin que yo lo lea, se atreve a insultar a un ministro porque lloró en el acto de su despedida. Ayer lloré yo y, mientras me secaba los ojos con el pañuelo, aproveché para mandar a hacer puñetas a este ilustre y estúpido usuario del lenguaje para decir tonterías. Y otro apestoso, un alcalde castellano, machista, irrespetuoso, zafio, basto y ordinario, confunde a una ministra con un objeto de deseo y lo dice en público como el que hace una gracia, haciendo realmente alarde de lo que de verdad es y sin que tengan ningún valor las barbaridades que escupió por su apestosa boca.

Hay una buena parte del país que tolera esto. Incluso que lo aplaude. Es una de las razones por la que me duelen mucho los recortes en educación. Mal futuro nos espera como no intentemos que se vaya tomando conciencia de lo que es una vida realmente humana y de los brutos que van copando los predios mediáticos y cuyas babas malolientes se van colando mansamente por cualquier resquicio que encuentran en su camino.



lunes, 18 de octubre de 2010

No hay dinero



Doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa de Murillo y Grande de España, asistida fervientemente por su fiel escudera Doña Lucía Fígar de Lacalle, consejera de Educación de la Comunidad de Madrid, han tenido a bien perpetrar la eliminación del Aula de Enlace de mi Instituto y llevarse en la jugada a dos profesores que la atendían. Mi Instituto tiene un alumnado mayoritariamente extranjero y en el Aula de Enlace se enseñaba español a aquellos alumnos que, bien desde el principio o bien a lo largo del curso, llegan sin ningún conocimiento de la lengua. Los cuatro alumnos que había ahora y los que vayan llegando a lo largo del curso o se meterán en clase sin entender nada o se tendrán que ir lejos, a algún lugar en donde los puedan atender.

Tampoco ni la señora condesa ni su fiel asistenta, la consejera, ni toda la corte de cargos y subcargos territoriales han tenido a bien enviar un sustituto para un profesor que está enfermo desde hace diez días y que tiene, al menos, para un mes.

“Es la crisis. No hay dinero”, afirman todos. Pero, en cambio, sí lo hay para financiar una campaña propagandística que, con toda la cara dura del mundo, agradece a los profesores los servicios que prestan.

¿Por qué no se emplea el dinero de esta campaña en pagar a profesores que atiendan las necesidades de los ciudadanos?

¿Hasta cuándo se va a tolerar esa ostentación de demagogia que le dice a los ciudadanos, por un lado, que no hay dinero para profesores y, por otro, que sí lo hay para hacer propaganda electoralista?

¿Dónde están los sindicatos? Porque no somos el único caso, ni mucho menos.  ¿Y Tomás Gómez? ¿Ya se escondió otra vez?


jueves, 14 de octubre de 2010

El marco



La señora presidenta de la Comunidad de Madrid, doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa de Murillo, haciendo gala de su frecuente ordinariez, justificó el día del desfile con motivo de la Fiesta Nacional de España los abucheos orquestados contra el presidente del Gobierno de la Nación diciendo que aquello era “libertad de expresión”. Más concretamente, cuando la esposa del presidente cántabro, que asistía al acto, se quejó de aquellos abucheos, según relata el diario El País, le respondió (te puedes imaginar con la cara de superioridad y de satisfacción que lo haría): 
Pero si a ti no te va a pasar nada. Es libertad de expresión
Esto fue dicho en un acto oficial y por una señora presidenta que proyecta su individualismo neoliberal, siempre preocupado únicamente por lo que le pueda a pasar a ella y a los suyos, en una situación en donde estaban en juego otros valores distintos, que ella desde hace tiempo ni entrevé.

Muy neoliberal señora: Debe usted saber que eso no es libertad de expresión. Ni cuando se lo hacen a un presidente socialista ni cuando se lo hacen a uno de los suyos. La libertad de expresión no es un valor que se pueda poner en práctica en cualquier situación. Cuando en el pleno de algún organismo alguien entre el público expresa su opinión, rápidamente se le expulsa y nadie sale en defensa del que interfiere su desarrollo diciendo que aquello es libertad de expresión. Esto debería usted saberlo y pensarlo antes de hablar, si fuera usted responsable de lo que hace y dice. Para que haya libertad tiene que haber también respeto, tanto hacia las personas presentes como hacia el acto que se está celebrando. Si no hay respeto, no puede haber libertad, ni de expresión ni de nada. Y esto, porque los valores cobran sentido dentro del marco de los Derechos Humanos, pero nunca fuera. Hay que ser tolerante, pero, cuando alguien, con su palabra o con sus actos, se coloca fuera del marco de los Derechos Humanos, se debe ser intolerante con lo que dice o hace. Y el día de la Fiesta Nacional, los que abuchearon al presidente elegido democráticamente, hasta en el momento solemne del recuerdo a los soldados muertos, a los que tampoco respetaron, se situaron fuera de este marco.

Señora presidenta: Cuando usted confunde la libertad de expresión con un acto de incultura, de escasa civilización, de grosería, de mala educación y de vulgar gamberrismo, lo que hace es ponerse a ese mismo nivel. Es posible que a usted eso no le importe, pero a los que la soportamos, sí, precisamente porque también es nuestra presidenta.

jueves, 1 de octubre de 2009

Préstamos / 4


El sábado 26 de septiembre de 2009 insertaba el diario El País una carta al director firmada por Vicente Pérez Masedo, de Madrid. Se titulaba Una biblioteca menos. Apunté la cita con ánimo de traerla aquí porque me parecía muy interesante. Al día siguiente fui a buscarla al archivo del periódico y no la encontré. La busqué en Google y obtuve el mismo frustrante resultado. Así que la he tenido que copiar. Ignoro a qué se debe la desaparición. Dada la actual línea editorial del diario, que ya ha recibido algunos avisos, y su poca atención al cuidado de su credibilidad, no sé qué habrá podido ocurrir.

Aquí está el texto:

La señora Esperanza Aguirre, tan abrumadoramente dolida por el bajo nivel educativo y cuya brillante solución consiste en colocar una tarima a los profesores, se dedica mientras tanto, siguiendo su sincera preocupación por la cultura, a cerrar bibliotecas. Vivo en el barrio de Ventas de Madrid. Tengo 45 años. Desde mi infancia existía la biblioteca Menéndez Pelayo, en la plaza América Española, junto al colegio Santa Susana y dependiente, ahora, para desgracia de todos, de la Comunidad de Madrid. La biblioteca era patrimonio vivo y profundo del barrio. Allí los chicos del barrio han estudiado, de allí han sacado sus primeros libros. Era una biblioteca siempre llena, igual de gente joven que de gente mayor. Desde agosto ya no existe porque la Comunidad de Madrid la ha clausurado.

¿Qué se puede esperar de un gobernante que se dedica a eliminar bibliotecas? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Quemar libros en las plazas? No lo sé. Pero sí sé el nombre de la persona a la que le molestaba que existiera una biblioteca y la ha cerrado: Esperanza Aguirre.

Por cierto. En la página siguiente del diario se lee bajo el titular de un artículo firmado por el catedrático de Filosofía de la Universidad de Barcelona, Manuel Cruz, lo siguiente:

El problema sobreviene cuando la gente se emociona más ante los colores de su equipo de fútbol que ante el sufrimiento ajeno. Y es aquí donde, por desgracia, estamos.

Para pararse un poco y pensar.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Disparates / 2


Y luego está la solemne tontería de la autoridad pública. Pero señora presidenta ¿ha visto usted como tratan los alumnos, por ejemplo, a los policías? ¿Se ha atrevido a preguntárselo? Ellos ya son autoridad y a los alumnos les da igual que lo sean o no. Yo he visto cómo les provocan, de qué manera les toman el pelo, con la facilidad con la que eliminan el espacio que les separa de la autoridad. ¿Pero a qué ingenuos quiere usted engañar? Está usted tan convencida de que vale todo que cree que el mundo entero está de acuerdo con semejante degeneración ideológica y que se va a tragar sin rechistar todo lo que a usted se le ocurra.

Los ignorantes, los engañadores y los interesados tienen en común que siempre están simplificando su visión de la realidad. Lo que es de por sí complejo, y cualquier realidad social lo es, ellos lo reducen a una cualidad o a unas pocas, que son las que les interesan y te presentan esa parte como si fuera el total. Y luego viene el que no está muy avisado, se deja engañar y se lo cree.

El de la educación es un tema muy complejo. Decir que se arregla con tarimas y con títulos de autoridad es o no saber nada de nada, lo cual es ya de por sí peligroso en un político, o tener mala voluntad y querer engañar a los ciudadanos, cosa que seguramente es aún peor. Si no puede dejar la manía de simplificar, ¿por qué no dice que lo que hay que hacer es invertir y salir del fondo de la lista de las comunidades que menos dinero dedican a la educación? ¿Por qué no le echa la culpa a los profesores? ¿Por qué no diseña una campaña para que los padres eduquen a sus hijos? Porque tiene que saber que los profesores enseñan física y química, pero los que educan son los padres. Y si un alumno viene a clase sin la menor noción de lo que es el respeto es porque nadie en su casa le ha enseñado a respetar. Dígaselo a los padres, señora Aguirre. ¿O es que teme que se ofendan y que no le voten? Y si no, ponga más horas de educación para la ciudadanía, que es una asignatura en donde se tratan esas cosas y que los propios alumnos agradecen. ¿Será que usted lo que quiere es amamantar ciudadanos que no piensen, que sean dóciles y que obedezcan, que no tengan criterio, para que cuando tengan que votar se dejen engañar fácilmente por los Aguirres de turno?

La autoridad no se consigue con un título, señora Aguirre. La autoridad hay que ganársela. No viene de arriba abajo. Usted será la señora presidenta y tendrá todos los títulos que quiera, pero la autoridad se la tiene usted que ganar. Como todos. Y cuando usted actúa de la manera que lo hace, no tiene la menor autoridad, señora. Con un poco más de inteligencia o, quizás, de pudor, se daría cuenta. Lo que se le reconoce es una enorme ignorancia y un despiste fenomenal, pero no autoridad. Y un vándalo de los que aparecen por las clases hoy en día, tampoco se la va a reconocer, señora presidenta. Ni a usted ni al profesor.

Son ya muchas las veces, señora presidenta, que ha maltratado a los ciudadanos. Ha insultado a los funcionarios. Toma por tontos a los profesores y a los alumnos. Mantiene a los padres ajenos a la realidad. Y cada vez que se abre usted de neuronas, pare un disparate. Pare ya de parir, señora Aguirre. Déjelo ya.

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viernes, 25 de septiembre de 2009

Disparates / 1


Imagínese usted, señora, que le ataca un virus de lo que sea y que el presidente de los médicos le dice que lo que tiene que hacer es pintarse las uñas y ponerse guapa, que así se curará. O que le ataca a usted, caballero, y la receta es que se dé en la cara una buena crema antiarrugas, que eso le hará la vida imposible al virus y se marchará. ¿Cómo se sentiría tratado usted, señora, o usted, caballero, si le ocurrieran estas desventuras?

Pues así me siento yo, que me dedico a la enseñanza, cuando me entero de las tontas ocurrencias que la que sigue siendo presidenta de la comunidad de Madrid tiene y cuenta para resolver (¿?) el problema de la enseñanza. Ahora esta señora quiere poner tarimas en las clases. El nivel de ignorancia que exhibe esta señora es brutal. ¿Qué sabe la señora presidenta lo que es una clase? ¿Cree acaso, la muy lega, que un alumno que quiera, por ejemplo, llamar gilipollas al profesor no lo va a hacer porque haya delante de él una tarima, encima de la cual, con toda probabilidad, no estará el docente? ¿Le ha sostenido la mirada la señora presidenta a algún alumno, de esos que te dicen con los ojos que en su vida manda él y que, por tanto, en clase, también? ¿Qué le importa a ese chaval, que tiene en casa a un par de señores que no han ejercido jamás de padres, que el profesor esté medio metro más alto o más bajo?

Lo que esta señora presidenta quiere es, una vez más, tomarnos por tontos y tapar su nefasta gestión económica y su nulo interés por la enseñanza con tarimas y estupideces varias que eviten pensar en lo verdaderamente importante: que no invierte en educación, que obliga a los profesores a incumplir la ley teniendo en clase más alumnos de los permitidos, que no favorece la calidad porque le trae al fresco, que privilegia los intereses económicos de los empresarios de los colegios privados haciendo creer a los ingenuos padres que unos profesores que no han sido capaces de sacar una oposición funcionan mejor que los de la enseñanza pública.

(continuará)

lunes, 15 de junio de 2009

Los he pillado copiando


Tengo que hacer un nuevo libro para 2º de Bachillerato. De hecho, en eso estoy. He estado buscando información por los libros y por Internet para poder hacer una cosa que quede bien, documentada y útil. Y ¡hay que fastidiarse! He encontrado unos contextos históricos, socioculturales y filosóficos que me sonaban una barbaridad. Estaban en la página de un colegio concertado de aquí al lado, el Amanecer (glorioso nombre, por cierto). He ido a consultar mi libro y resulta ¡que me los han copiado! Para despistar, les han cambiado alguna frase del principio, pero luego ¡zas!, al pie de la letra.

¿En quién crees que he pensado cuando he visto esto? ¿En los profesores del colegio? No. Están demasiado explotados y algunos andan mal. Conozco a una de ellas, de un colegio vecino a este que me ha hecho el honor de elegir mis escritos, que no sabe que KrV significa Crítica de la razón pura, o sea, que de Kant debe saber poco. No. He pensado en doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo y Presidenta de la Comunidad de Madrid. Esta egregia señora emplea cada vez menos fondos en educación (¿a que ya se va notando con más facilidad en la calle?), pero, de los que emplea, cada vez más van a parar a estos colegios en los que todo vale, en donde el negocio es lo primero y en donde los valores humanos los dejan en un almario en la puerta.

Padres que me leéis (¿habrá alguno?): mandad a vuestros hijos a estos colegios. Allí les enseñarán a copiar y a usar lo que no es suyo, les engañarán inflándoles las notas y les hablarán de decencia, aunque luego no la vean por ningún lado. Y seguid votando a la eximia doña Esperanza. Es muy importante para vosotros que la sigáis votando. Un trozo de mierda en el suelo se nota mucho. Pero si se cubre todo el suelo de mierda, parece que ya no hay otra cosa. De eso se trata.

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lunes, 1 de junio de 2009

El aire caliente


Esta semana he ido un día a Madrid. Tuve que tomar 4 autobuses, dos interurbanos, gestionados, como se sabe, por doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo, y otros dos de la EMT, dependientes del Ayuntamiento de la capital presidido por don Alberto Ruiz Gallardón.

En el exterior había unos 30º de temperatura, pero en 3 de los 4 autobuses no había aire acondicionado. Estoy seguro de que esta será la misma proporción en la que tampoco funcionará el aire acondicionado de los coches oficiales de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid, porque, si no es así, sería una tremenda vergüenza para estos gobernantes.

De todas formas, tengo el fuerte presentimiento de que si siguen votando a estos dos, no siempre bien ponderados, gestores, pronto quitarán también el aire acondicionado del autobús que sí lo tenía. Al tiempo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

La ¿nueva? abuela



Mi madre no tiene nietos. Además, le molesta enormemente que la llamen abuela, pero no porque tenga esa carencia, sino porque entiende que el concepto de ‘abuela’ encierra dentro de sí no sólo una acepción genealógica o familiar, sino también otra que lo hace sinónimo de ‘vieja’. Y ella tiene sólo 84 años, por lo que evidentemente no es una vieja, sino sólo una persona mayor.

En cambio, la que acaba de ser abuela, porque acaba de tener una nieta –Beatriz-, es la, al decir de don Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal de los empresarios, ‘cojonuda’ señora doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo y presidenta de la Comunidad de Madrid.

Su hijo ha tenido una hija y, como una de las normas propagandísticas de la nueva abuela es la de que tiene que salir todos los días en los medios de comunicación, sea para lo que sea, alguien de su círculo decidió que había que regalarle una canastilla, llena de objetos propios de la ocasión, en nombre de los periodistas. Al parecer, ninguno de estos sabía nada de tal obsequio. Sin embargo, el gracioso presente le fue entregado por una reportera de Telemadrid -¡qué casualidad!- que se prestó a ejecutar tan señalado acto.

En el fondo, estas ceremonias no son más que glorificaciones y magnificaciones de conceptos trasnochados. Y tienen el peligro de que una de las acepciones de estos conceptos oculte las demás. En el caso que nos ocupa, que el ingreso de doña Esperanza en el club de los que tienen nietos difumine, esconda o haga olvidar el otro significado, mucho más presente y evidente en esta ocasión, como es el de que la mente de tan renombrada señora está ya lejos de la frescura.

En estos días la veremos embutida en el disfraz que va más con su personalidad, el de chulapa madrileña comiendo churros en la pradera y rodeada de vecinas. Hasta por televisión podrá percibirse que el olor que desprenden sus palabras y sus hechos es el agridulce aroma de una vejez enmascarada y no asumida.

Bienvenida, Beatriz. Ojalá tu abuela tenga pronto más tiempo para ocuparse de ti.

viernes, 8 de mayo de 2009

¿Transporte? ¿público?


Hace unos días fui a Madrid en transporte público. Tomé uno de los autobuses verdes que unen la capital con las ciudades del extrarradio. El conductor del autobús era un hombre joven y amante de la música, tanto que nos estuvo obsequiando todo el viaje con unos variados sonidos a alto volumen que los pasajeros teníamos que oír, quisiéramos o no. A veces él mismo, haciendo gala de un pésimo oído, tarareaba en voz alta la melodía que nos imponía desde su puesto de mando. El autobús era uno de estos modernos, cerrado casi herméticamente y preparado para ser usado con aire acondicionado. Pero el aire que disfrutábamos era simplemente el que circulaba de manera natural dentro del autobús. Hacía tanto calor allí dentro que llegué a pensar que debía estar puesta la calefacción, mientras en el exterior había 27 ºC.
Cuando llegué a Madrid, tomé un autobús urbano en el que reinaba el mismo calor que en el anterior. En este caso el calor se compensaba parcialmente con los escalofríos que producía el conductor al tomar las curvas a gran velocidad.

La vuelta la hice en otro autobús verde a eso de la 1 de la mañana. El conductor, que también tenía algo de prisa, se entretenía charlando con una señorita que, instalada en el primer asiento delantero y que ya llegó dentro del autobús a la primera parada, le daba conversación mientras él realizaba su trabajo. Recordaba yo unas inscripciones, que antes ponían en la entrada de los autobuses, que informaban de que estaba “Prohibido escupir en el suelo” y “Prohibido hablar con el conductor”. Supongo que el motivo de esto último era no distraer al chófer y procurar que estuviera atento a lo que pudiera ocurrir mientras conducía.

Ignoro si los conductores de los autobuses en los que me monté eran funcionarios, de esos de los que habla para insultarlos nuestra nunca bien ponderada doña Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid. Es posible, más bien, que fueran trabajadores de alguna de las empresas privadas que se encargan de los transportes en la ciudad y en la región. No vi, por otra parte, como hace años que no los veo, ningún inspector o similar que controlara la actividad de estos conductores. El caso es que, al comprobar la mala calidad del servicio que se me ofrecía, que contrataba sensiblemente con las bravuconadas que con aire avejentado profiere la citada señora presidenta, me quedaron pocas ganas de volver a usar el transporte público.
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martes, 5 de mayo de 2009

El eco del ego


El eco se parece un poco al espejo porque te devuelve una imagen sonora que te hace ver no sólo que has dicho algo, sino que te permite comprobar lo que has dicho o, al menos, parte de ello.


Llevo varios post hablando de lo que he llamado egopatías, esto es, enfermedades del ego. Las entiendo como el aspecto psicológico del individualismo que poco a poco va metiendo como algo natural en la vida el neoliberalismo, esa ideología nefasta que no sólo defienden Esperanza Aguirre, Aznar, Bush, Margaret Thatcher y, antes, Reagan, sino un buen montón de los que tienen que ocuparse de sus dineros por encima de todas las cosas.


Me llegó diás atrás el eco del ego en un artículo que publicó Juan Cruz en El País del 26 de abril, titulado precisamente Ego. Recogía en él, sin llamarlas así, algunas egopatías con firma famosa, como, por ejemplo, una de Chateaubriand traída por Josep Ramoneda:

Se creía que estaba sordo porque no oía hablar de él.

Es una preciosa fotografía de muchos ciudadanos actuales que profesan este tipo de sordera vital.


Cita Juan Cruz un libro que, sin duda, promete: Literatos, del chileno José Palomo. Se recogen en él frases reveladoras del ego de los escritores, como la de Albert Camus, que dice:

La necesidad de estar en lo correcto es un signo de una mentalidad vulgar.

Todo esto del ego tiene una intención que para mí es clara. Estudiando el ego de los demás, puedo tener una idea más clara de mi propio ego y puedo tener más cuidado de no caer en alguna egopatía.

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sábado, 2 de mayo de 2009

De por qué la mandé a tomar vientos otra vez


Voy a dar algunas cifras que todo español y, especialmente, todo madrileño debería saber.


Algunos sueldos anuales en 2008:

  • Presidente del Gobierno de España: 91.982,40 €.

  • Vicepresidente del Gobierno de España: 86.454,36 €.

  • Ministro del Gobierno de España: 81.155,04 €.

  • Presidentes del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional: 146.342,58 €.

  • Presidenta del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid: 107.361,94 €

  • Vicepresidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid: 103.067,41 €.

  • Consejeros del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid: 98.773,01 €.

Algunos sueldos anuales en 2009:


Los miembros del Gobierno de España tienen el sueldo congelado, por lo que cobrarán lo mismo que en 2008.

La Presidenta de la Comunidad de Madrid se comprometió en junio de 2008 a no subir el sueldo de los altos cargos de su administración.

Sin embargo, tanto ella como los altos cargos de su administración van a ganar en 2009 un 0,6 % más que en 2008. La excusa que ponen es que este incremento "no es una subida salarial", sino que se debe a la equiparación que el Gobierno de la Nación estableció entre los sueldos de los secretarios de Estado y sus homólogos autonómicos, pero que no pudo contemplarse en los presupuestos de 2008. A esta equiparación podrían renunciar, pero no lo han hecho, con lo que sus sueldos anuales en 2009 son los siguientes:


  • Presidenta del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid: 108.044,44 €.

  • Vicepresidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid: 103.684,32 €.

  • Consejeros del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid: 99.364,08 €.

Para reducir costes, sin embargo, en la Comunidad de Madrid se despidieron a las educadoras antidrogas de los colegios, se redujeron los cheques-libro y se eliminaron las plazas gratuitas en las escuelas infantiles, por no hablar de las dotaciones a la enseñanza pública.


6 de abril de 2009. Doña Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, condesa consorte de Murillo y presidenta del Gobierno de la Comunidad de Madrid, en la Asamblea de Madrid manifiesta que

si todos los españoles fueran funcionarios, habría colas, escasez, hambre, miseria y corrupción.

La señora Presidenta es funcionaria del Cuerpo de Técnicos de Información y Turismo y se desconoce si al pronunciar estas palabras estaba pensando en ella o eran otros los destinatarios de sus graciosas hipótesis. Desde 1983, esta funcionaria distinguida se dedica a administrar el poder en las diversas administraciones del Estado, aunque ha manifestado en muchísimas ocasiones que en lo que cree es en lo privado, no en lo público.


20 de abril de 2009. La señora Presidenta del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid vuelve a sentenciar:

"Es una vergüenza que quienes tienen un empleo fijo y garantizado, como los funcionarios, tengan una subida del 5% cuando los precios bajan el 1% y cuando
7.000 españoles van al paro todos los días".

Añadiendo que

"Si no hemos congelado el sueldo a los funcionarios es porque no nos deja la ley del Estado".

Con tanto respeto como fuerza, y pensando en la educación, en la sanidad, en los espionajes, en las corrupciones, en su sueldo incrementado y en tantas cosas de la Comunidad de Madrid, me permito mandar a esta señora otra vez a tomar vientos freescos y a desear que, si es posible, se quede allí.


Fuentes: 20 minutos, Público, El tiempo, El País, El País

miércoles, 11 de marzo de 2009

Tú verás lo que haces



Tiene 35 años. Se notó un bulto en el pecho y acudió a un hospital privado de esos que mima Esperanza Aguirre. El médico privado le dijo que eso no era nada, que no se preocupara y que si crecía, que volviera. Volvió porque el bulto iba creciendo. La vio el mismo médico privado en el mismo hospital privado mimado por Esperanza Aguirre y de nuevo le dijo que eso no tenía importancia. Cambió de médico. Tiene cáncer de mama.
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