Nació en El Congo en 1740. Su vida estaba marcada por las labores familiares y, sobre todo, por el miedo, pues no pasaba una semana sin que alguna aldea vecina se viera asaltada por grupos de blancos armados que llamaban portugueses y encadenaban a todo hombre o mujer joven que encontraran y se los llevaban en un viaje sin retorno a no se sabe dónde. Otras veces eran los propios soldados del rey los que, se decía, apresaban a la gente para venderla a los blancos a cambio de otros productos, como si fuera comparable un ser humano con un espejo o una pieza de tela. Ella tenía quince años cuando el asalto se produjo en su aldea. Encadenada y enjaulada, fue llevada...
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