22 de noviembre de 2014
Hay personas con las que hablamos poco, que quizás tengan una ideología distinta de la nuestra, que seguramente posean un estilo de vida cotidiana con el que no conectemos fácilmente. Son personas de posible convivencia imposible. Y, sin embargo, a algunas de esas personas nos es fácil leerles la sonrisa e intercambiarla con la nuestra, y quedarnos instalados en su mirada, en la que vemos nobleza y cariño, y dejarnos llevar hacia el abrazo que brota irremisiblemente de nuestro cuerpo, y quererlas, aunque no haya palabras comunes, ni ideas comunes ni un estilo de vida común, pero sí valores humanos comunes. En el aire nadan relaciones entre personas, que son difíciles de explicar, pero que hacen ver que la vida a veces es cuestión también de gestos, de detalles, de abrazos, de besos, de manos, de una cierta ternura.
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