8 de octubre de 2014
El espectáculo de los aficionados haciéndose pasar por profesionales, de los que viven de sus intereses personales haciéndose pasar por servidores públicos, de los ineptos haciéndose pasar por expertos, de los tontos haciéndose pasar por listos, de los jueces para ricos haciéndose pasar por jueces imparciales y de los sucios haciéndose pasar por limpios es una desgraciada tragedia real y viva.
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