Avanza. Lo hace con mucho sigilo, unas
veces muy deprisa y otras muy despacio. Vive con nosotros, pero no
advertimos su cercanía. De vez en cuanto se hace notar, y entonces
lo hace bruscamente, casi de mala manera. Luego desaparece de nuevo,
aunque no se vaya. En ocasiones es alegre y gozosa; en otras, cruel y
despiadada. No podremos nunca separarnos de ella. Es la edad.
Buenas noches.
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