lunes, 3 de junio de 2019

Buenas noches. 237 km/h




Es una desgracia muy lamentable la muerte del futbolista José Antonio Reyes. También lo son las muertes de personas poco conocidas en accidentes de carretera, como lo es cualquier muerte. Pero el hecho de que se trate de un personaje famoso no nos debe ocultar las circunstancias en las que ha ocurrido tan desagradable suceso. Al parecer, conducía un coche de alta gama a 237 km/h.

Creo que cualquier persona sensata debe reflexionar sobre este hecho. Las normas están para cumplirlas. Sé que esto no entra fácilmente en todas las mentes de hoy, pero es así: las normas, de todo tipo, están para cumplirlas.

Las normas jurídicas, las que aparecen en los diversos códigos existentes en la sociedad, no responden a ningún capricho de un desocupado que le da por fastidiarnos con sus ocurrencias, sino a la prudencia y a la racionalidad de una sociedad formada por seres humanos maduros que deciden que para preservar el bien común es necesario cumplir esas normas. Las normas morales, las que nos damos a nosotros mismos después de razonar suficientemente nuestra situación en el mundo, nos obligan también, porque así nos lo dice no otro, sino nuestra propia razón. 

No nos podemos saltar la norma de ir a menos de 120 km/h ni siendo famoso ni dejando de serlo. Si está ahí es porque hay alguna razón, y hay que cumplirla. En todo caso, si José Antonio Reyes -o cualquiera- tiene el capricho de estrellarse a esa velocidad, que lo haga, pero sin molestar a nadie ni a nada. El problema que hoy no se mira es que podía haber tenido consecuencias -como las tuvo para sus acompañantes- que afectaran a peatones o a alguien que estuviera por allí.

Quien no cumple las normas no muestra ningún respeto por la vida de los demás. Cualquier persona que conduzca, aunque sea un simple patinete, debería reflexionar muy en serio sobre este suceso. 

Buenas noches.

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